miércoles, 17 de abril de 2013

Poncho:
p’al invierno sos abrigo,
 y hecho víbora en mi brazo,
 defensa p’a una de a pie.

En estos simples versos, el poeta Salvador Riese, ha logrado sintetizar las funciones del poncho.
En su obra Viejo Poncho desarrolla a lo largo de sus estrofas prácticamente las funciones del poncho para el sentir del hombre de campo, donde está presente su amor y  el ser su mortaja en el fin de su vida.
Viejo poncho
Letra de Salvador Riese
 Música de C. V. G. Flores
Te gané en una jugada, desde entonces sos mi amigo,
 un amigo fiel y “güeno” que jamás abandoné,
 pues p’al monte sos carpeta, p’al invierno sos abrigo,
 y hecho víbora en mi brazo, defensa p’a una de a pie.
 poncho viejo de mis largas travesías de resero,
que aunque vas, si el sol calienta, por delante atravesao,
 en las noches atoldadas atajás el aguacero
 y sufrís las cachetadas del “pampero” desbocao.

Otra noche tormentosa corté campo a media rienda,
 de regreso de aquel rancho donde su amor conquisté,
mientras que vos, poncho amigo, me abrigabas a la “prienda”
 que yo traje en el anca de mi flete pangaré.
 poncho viejo ande el agüita de los rocíos se cuaja,
 en las noches invernales, cuando duermo al descampao,
 yo quiero que cuando muera no me niegues la mortaja
 de tu abrigo, hermano güeno, mi viejo poncho gateao.

Una noche que me hallaba
 adobao por el alpiste,
 de una trenzada saliste
 ligando un tajo por mí.
 pero luego, ya aventaos
 los humos de la bebida,
 vide, mi poncho, tu herida
 y gana e’ llorar sentí.

El poncho es un elemento que por sus múltiples usos ha sido considerado formando parte del patrimonio tradicional argentino y presente en distintas expresiones culturales de nuestra historia.
Consiste en una pieza rectangular de tela tejida en telar, con una abertura en el centro, por donde se introduce la cabeza, su contorno puede llevar flecos.
Es una prenda generalmente de uso masculino, simple, que denota elegancia,  es  casi de uso universal, pues distintas culturas la usaron en  todos los   continentes     los españoles los recibieron de las culturas mediterráneas y  también  del aporte de las culturas indígenas que poblaban América    los ha habido de una gran diversidad de acuerdo a los materiales con los que fueron confeccionados y de acuerdo a cada lugar: de seda, de vicuña, de llama, de alpaca,  de lana, de algodón y por los dibujos y diseños;   en nuestro país existió el denominado poncho patrio, el mapuche, el pampa ( con dibujos de una cruz dentro de un rombo, la denominada guarda pampa) el norteño (con sus  propias características de acuerdo al lugar de origen) y los distintos tipos que identificaban a cada región de nuestro territorio.
El poncho ingles de factura industrial ( no artesanal)  dejo de ingresar a partir de 1860, este por su tamaño, sus características sus diseños fue apreciado no solo por los gauchos, hasta los indios lo habían incorporado (el gobierno a mas de alimentos y los denominados vicios, también proveía a los caciques de ponchos ingleses
En cuestión de ponchos existió un intercambio cruzado entre los blancos y los indios, estos en un principio entregaban sus ponchos de tejido en telar artesanal para lograr cubrir sus necesidades, desde yeguas a yerba y bebidas , en sus momento se tuvo que reglamentar por parte del gobierno estos intercambios para evitar el abuso en el consumo de alcohol, generalmente las pulperías eran el centro de intercambio donde la mas de las veces los pulperos abusaban usufructuando el trabajo de los indios.
El antecedente precolombino del poncho se puede encontrar en una prenda típica de la zonas andinas.
En casi todo nuestro territorio las distintas etnias ya antes de la llegada de los conquistadores habían desarrollado una importante actividad artesanal de confección de ponchos, en rústicos telares de madera, las mujeres tejían de acuerdo a los tradicionales procedimientos que habían heredado de sus antepasados y a su vez trasmitían a sus hijas.
La esposa tejía a su marido el poncho que lo acompañaba y  manifestaba en su desarrollo y características sus sentimientos al mismo, asimismo tejía para realizar el truque necesario para lograr sus elementos básicos de subsistencia.
El poncho fue de uso generalizado, por  indios, mestizos y blancos, fue la prenda básica  de la indumentaria del gaucho, también llega a las ciudades y logra su reconocimiento.
En su momento los ejércitos libertadores proveyeron, en la medida de sus posibilidades, ponchos a los soldados, sobre todo de gran necesidad en el cruce de los Andes.
El uso del poncho en invierno como abrigo era la principal función  e incluso frente a la lluvia por las características de su trama cerrada que impedía el paso del agua:

(Viejo poncho sanjuanino – Buenaventura Luna)
Andariego y peregrino,
viejo poncho como yo
cuántas veces te cortó,
la daga en el entrevero
y cuántas el aguacero
sobre tus pliegues lloró.
……………………………………….
El poeta Héctor Pedro Blomberg expone esta historia donde el sueño parisino culmina rápidamente y la muerte alcanza a la amada que ante el recuerdo del barrio y sus tangos y a pesar del poncho que intenta abrigarla, su vida se va.
Digna de escuchar la excelente grabación en la voz de Ignacio Corsini

La que murió en París
Tango 1930
Música: Enrique Maciel
Letra: Héctor Pedro Blomberg
Yo sé que aún te acuerdas del barrio perdido,
de aquel Buenos Aires que nos vio partir,
que en tus labios fríos aún tiemblan los tangos
que en París cantabas antes de morir.

La lluvia de otoño mojó los castaños,
pero ya no estabas en el bulevar...
Muchachita criolla de los ojos negros,
tus labios dormidos ya no han de cantar.

Siempre te están esperando
allá en el barrio feliz,
pero siempre está nevando
sobre tu sueño, en París.

Paloma, cómo tosías
aquel invierno, al llegar...
Como un tango te morías
en el frío bulevar...

Envuelta en mi poncho temblabas de frío
mirando la nieve caer sin cesar.
Buscabas mis manos, cantando, en tu fiebre,
el tango que siempre me hacía llorar.

Me hablabas del barrio que ya no verías,
de nuestros amores y de un carnaval...
Y yo te miraba... París y la nieve
te estaban matando, flor de mi arrabal.

Y así una noche te fuiste
por el frío bulevar,
como un tango viejo y triste
que ya nadie ha de cantar.

Siempre te están esperando
allá en el barrio feliz,
pero siempre está nevando
sobre tu sueño, en París.


 El  poncho de seda y de  lino eran de uso en el verano y generalmente por clases más pudientes:
(José Antonio -  Vals peruano - Chabuca Granda)
Por una vereda viene
cabalgando José Antonio
Se viene desde Barranco
a ver la flor de Amancaes
En un berebere criollo,
va a lo largo del camino
con jipi japa pañuelo
y poncho blanco de lino
………………………………….
De la excelente trayectoria tanto del autor de la letra como de los compositores de la música ha surgido esta hermosa canción donde el viejo poncho sanjuanino es el elemento de acompañamiento de las dichas y dolores, de los trabajos y de los amores y expectativa de acompañamiento luego del fin de los días:
Viejo poncho sanjuanino
 Estilo: Canción
Letra: Buenaventura Luna
Música: Antonio Tormo y Diego Canales
Viejo poncho sanjuanino,
a mi destino ligau
cuántas veces mi has tapau
a lo largo del camino.

Viejo poncho sanjuanino
que en mis andanzas de arriero
fuiste(s) el fiel aparcero
de mis dichas y dolores
y amparo de mis amores
con la chinita que quiero.

Viejo poncho sanjuanino
refugio de mi osamenta,
cuando azota la tormenta
el alto poniente andino.

Andariego y peregrino,
viejo poncho como yo
cuántas veces te cortó,
la daga en el entrevero
y cuántas el aguacero
sobre tus pliegues lloró.
Recitado:
            Te tienen por montonero
            viejo poncho sanjuanino,
            pero antes sos argentino
            tradicional, guerrillero.

            Vos vienes de un entrevero
            hecho a tambor y clarín
            vos conociste el confín romántico del Perú
            que ya te llevaba en Maipú
            Don José de San Martín.

La historia de mi pasau
en tu vejez  se resume,
a mí el tiempo me consume
y a vos te tiene olvidau.

Viejo poncho que has rodau
unido siempre a tu suerte,
cuando mi osamenta inerte
descanse al fin de la vida,
estarás pilcha querida,
cubriéndome hasta en la muerte.

De la cuna a la fosa
Esta obra del poeta y payador  Luis Acosta García, expone con crudeza una situación típica de aquel momento donde la elecciones se dirimían por el fraude,  la prepotencia y el cuchillo.
El poncho desde la cuna acompañara al paisano hasta la muerte y será su mortaja.
El reconocimiento a este poeta llego en las estrofas del gran Atahualpa Yupanqui:
                                       Don Luis Acosta García:  lindo nombre pa' un cantor!
                                              que anduvo de pago en pago y en ninguno se quedo
                                                                          Cantos del sur  - poema . Atahualpa Yupanqui
Dios te salve m'hijo
Tango 1933
Música: Pedro Noda / Agustín Magaldi
Letra: Luis Acosta García
Grabada por Agustín Magaldi               
                                        
El pueblito estaba lleno, de personas forasteras,
los caudillos desplegaban lo más rudo de su acción,
arengando a los paisanos, de ganar las elecciones
por la plata, por la tumba, por el voto o el facón.
Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios
un paisano gritó ¡viva! y al caudillo mencionó;
y los otros respondieron, sepultando sus puñales
en el cuerpo valeroso del paisano que gritó.

Un viejito lentamente, se quitó el sombrero negro;
estiró las piernas tibias del paisano que cayó,
lo besó con toda su alma, puso un cristo entre sus dedos
y goteando lagrimones, entre dientes murmuró:
"Pobre m'hijo quién diría que por noble y por valiente
pagaría con su vida el sostén de una opinión,
por no hacerme caso, m'hijo: se lo dije tantas veces...
no haga juicio a los discursos del Doctor ni del patrón.

Hace frío, ¿verdad, m'hijo? (ya se está poniendo duro)
tápese con este poncho y pa' siempre yebelo;
es el mesmo poncho pampa, que en su cuna cuando chico
muchas veces, hijo mío... muchas veces lo tapó.
Yo, viá dir al campo santo, y a la par de su agüelita,
con su daga y con mis uñas una fosa voy a abrir,
y, a su pobre madrecita, a su pobre madrecita,
le dire que usted se ha ido... que muy pronto va a venir.

A las doce de la noche, llegó el viejo a su ranchito
y con mucho disimulo a su vieja acarició:
y le dijo tiernamente: su cachorro se ha ido lejos,
se arregló con una tropa; ¡le di el poncho y me besó!
Y aura vieja por las dudas, como el viaje es algo largo
priéndale unas cuantas velas, por si acaso nada más,
arrodiyesé y le reza... pa' que Dios no lo abandone...
y suplique por las almas... que precisan luz y paz.

El poncho, compañero en la historia:
Los ponchos del Gral.  San Martin
De  los diversos ponchos del Gral. San Martin se considera emblemático el que le fue obsequiado por los caciques Pehuenches en oportunidad de realizarse el denominado parlamento de San Carlos, en Mendoza previo al cruce de los Andes, en 1816.
San Martin reunido con los caciques les manifestó su necesidad de colaboración para el cruce, y el permiso para pasar por el territorio  que dijo les pertenecía, los caciques habían concurrido con sus familias y habían dejado las armas , como un gesto de hermandad al General al que respetaban por su carácter de líder y dando a entender que no se encontraban en territorio enemigo.
Luego de las deliberaciones donde no bebieron “para no confundir la cabeza” y acordar su colaboración comenzaron las celebraciones donde se intercambiaron presentes, ponchos  a San Martin tejidos por las esposas de los caciques y sombreros y vestidos de  San Martin a ellos.
En el Museo Histórico Nacional se aprecia un poncho perteneciente a San Martin que por sus características se supone que proviene de los Pehuenches entregado en el Parlamento de San Carlos.
El poncho es de varios colores, pero  es el color negro el que le da más distinción  por su tonalidad y brillo, los diseños indican la importancia del receptor, todo lo cual expresa la importancia y el respeto que el Gral. San Martin despertaba en los indios.
 Se dice que San Martin les manifestó en esa oportunidad que el también era indio, quienes sostienen el origen mestizo del Gral. se apoyan también en este reconocimiento a mas de sus rasgos morenos.
El poncho de Güemes – poncho salteño
El poncho salteño se caracteriza por su color rojo, sangre de toro, con guarda cuello y flecos negros, está compuesto por dos paños cosidos dejando abierto unos 35 cm. En la parte central para pasar la cabeza.
Se considera de origen andino, usada en las ceremonias religiosas y luego adoptado por los criollos generalizándose su uso, confeccionado de lana de oveja, vicuña, guanaco alpaca o llama, posteriormente y a partir de 1560 cuando se introducen desde Chile semillas de algodón, este material también se incorpora al tejido del poncho
La tradición de teñir los ponchos es de antigua data y de acuerdo a los  elementos disponibles en cada lugar, la cochinilla un insecto que habita en los cactus dio la posibilidad del teñido en rojo, también otros elementos vegetales y minerales.
Martin Miguel de Güemes ejerció como Gobernador de Salta de 1815 a 1821 imponiendo a sus milicianos el uso de poncho rojo y guardas negras; se destaca el famoso regimiento de Güemes denominado los infernales, uniformado con los ponchos rojos, uno de los más famosos de nuestra historia y reconocido mundialmente por sus características de combate.
Se considera que las guardas negras del poncho provienen del homenaje que los habitantes andinos hicieron a Atahualpa, cruelmente asesinado, posteriormente a la muerte del Gral. Güemes sus gauchos agregaron un nuevo luto en el corbatín del poncho.
El poncho ranquel de Lucio V. Mansilla
El libro del Coronel Lucio V. Mansilla “Una excursión a los indios ranqueles”, relata el viaje que hizo a las tolderías del cacique Mariano Rosas , en Leuvuco, La Pampa, sede de la Confederación ranquel, de su encuentro con el cacique, relata  lo sucedido en cuanto al obsequio del poncho que le hizo el cacique:
“Iba a salir del toldo; me llamó y sacándose el poncho pampa que tenía puesto, me dijo, dándomelo :
                -Tome hermano úselo en mi nombre, es hecho por mi mujer principal
                Acepté el obsequio que tenía gran significación y se lo devolví , dándole yo mi poncho de goma.
                Al recibirlo me dijo:
                -Si alguna vez no hay paces, mis indios no lo han de matar, viéndole ese poncho
                Hermano le contesté: si algún día no hay paces y nos encontramos por allí, lo he de sacar a Ud. por esa prenda.
                La gran significación que el poncho de Mariano tenía, no era que pudiera servirme de escudo en algún peligro, sino que el poncho tejido por la mujer principal, es entre los indios un gaje de amor, es como el anillo nupcial entre los cristianos.
                Cuando salí del toldo y me vieron con el poncho del cacique, una expresión de sorpresa se pintó en todas las fisonomías.”  Lucio V. Mansilla –“Una excursión a los indios ranqueles


Algunos dichos populares referidos al poncho:
Existe una cantidad importante de dichos populares sobre el poncho utilizados para las más diversas situaciones, lo que demuestra el arraigo en la cultura popular de este elemento que a mas de sus funciones se utiliza como simbolismo:
Nadie le pisa  el poncho
     Nadie se le atreve a pelear
Con el cuchillo bajo el poncho…
   Se refiere a alguien con malos propósitos o se desconfía que los tenga
Donde el diablo perdió el poncho…
         Se refiere a un lugar lejano difícil de llegar
Ni poncho con que taparnos..
     Se refiere a la carencia de recursos económicos
Una ponchada de pesos
   Se refiere al excesivo valor que tienen determinadas cosas
El sol: el poncho de los pobres
El frio  del invierno no es igual para todos, quienes tienen recursos pueden afrontar la estación invernal, quienes no tienen recurren a lo poco que está a su alcance, a veces la leña recolectada, no comprada por falta de recursos. El abrigo es fundamental para el pobre y este se identifica con el poncho, la mejor prenda para afrontar las bajas temperaturas, y a veces la ayuda viene de la naturaleza, el sol del día tiende a mejorar la temperatura y este es el poncho que la misma naturaleza brinda al pobre: el sol.
………………………………………
El poncho como elemento defensivo:
La defensa del honor siempre fue una cuestión importante y fundamentalmente en el hombre rioplatense y en el del  campo, el duelo con arma blanca ha sido un recurso para lavar las afrentas contra  el honor y la dignidad. Desde la llegada de los españoles ya se planteo en nuestra tierra esta definición, los inmigrantes europeos aportaron su cultura y cuestiones similares se manifestaban en sus lugares de origen; los  españoles, manta en un brazo y navaja en el otro y similares formas llegaban de los italianos del sur.
El duelo criollo de carácter espontaneo o con  previo acuerdo, tenía como origen distintas circunstancias y las condiciones no escritas, tacitas regulaban un procedimiento casi siempre respetado.
Situaciones pendientes, a veces por cuestión de mujeres o políticas y  generalmente potenciadas por el exceso del alcohol eran las causas para desencadenar un enfrentamiento.
No siempre era a muerte, a “primera sangre  ya era suficiente para desprestigiar al adversario y  marcar” en el rostro tenía un simbolismo muy fuerte.
A más del cuchillo o el facón  que se usaban en los enfrentamientos, el poncho arrollado en el brazo izquierdo a la altura de la vista se utilizaba como elemento defensivo y en algunas ocasiones el rebenque era suficiente para cerrar la cuestión, tomado por la lonja y golpeando con el cabo.
Las estrofas de este tango son más que suficientes para relatar una situación de enfrentamiento por una cuestión de mujer, y el hecho de resolverlo con la marca al oponente que solo merece este final es precisamente su condición de Mandria (inútil, escaso y de ningún  valor)
Mandria
Tango
Música: Juan Rodríguez
Letra: Francisco Brancatti / Juan Velich

Tome mi poncho... No se aflija...
¡Si hasta el cuchillo se lo presto!
Cite, que en la cancha que usté elija
he de dir y en fija
no pondré mal gesto.

Yo con el cabo 'e mi rebenque
tengo 'e sobra pa' cobrarme...
Nunca he sido un maula, ¡se lo juro!
y en ningún apuro
me sabré achicar.

Por la mujer,
creamé, no lo busqué...
Es la acción
que le viché
al varón
que en mi rancho cobijé...
Es su maldad
la que hoy me hace sufrir:
Pa' matar
o pa' morir
vine a pelear
y el hombre ha de cumplir.

Pa' los sotretas de su laya
tengo güen brazo y estoy listo...
Tome... Abaraje si es de agaya,
que el varón que taya
debe estar previsto.
Esta es mi marca y me asujeto.
¡Pa ' qué pelear a un hombre mandria!
Váyase con ella, la cobarde...
Dígale que es tarde
pero me cobré.
………………………………………….
 (Viejo poncho –Letra: Salvador Riese – Música: C.V.G.Flores)
Te gané en una jugada, desde entonces sos mi amigo,
 un amigo fiel y “güeno” que jamás abandoné,
 pues p’al monte sos carpeta, p’al invierno sos abrigo,
 y hecho víbora en mi brazo, defensa p’a una de a pie.
……………………………………………………………………………….
Mi viejo poncho castaño   
Jose Rial
 estilo popular

Poncho de flecos trenzaos            
 con diez otoños de vida,
 poncho de puntas caídas
 con un adorno al costao.
 Poncho que te has entregao
 como un divino tesoro,
 para que las manos de oro
 de una tucumana fiel
 bordara un rojo clavel
 y las palabras “Te adoro”.

Bandera de mi patriada
 emponchador de congojas
 llevas una mancha roja
 ganada de atropellada.
 Cuando en la dura trenzada
 con el rival pendenciero
 vos te alzaste altanero
 en brazos de tu patrón,
 peleando por la pasión
 de dos ojazos matreros.

No sé qué embrujo o poder
 dejaste en mi trayectoria,
 que como un salmo de gloria
 vos me enseñaste a vencer.
 Nunca pude comprender
 el valor de tu pujanza
 nunca perdí la esperanza
 estando junto con vos,
 por eso digo que sos
 el poncho de mi esperanza.

China te ofrezco el regalo
 orgullo de mi altivez,
 aceptalo que tal vez
 quizá puedas precisarlo.
 Te doy mi poncho, tomalo
 y en el correr de los años,
 cuando los fríos extraños
 te abracen con su rigor,
 te hará sentir su calor
 mi viejo poncho castaño.
……………………………………………………….
 (viejo poncho sanjuanino – Buenaventura Luna)
Andariego y peregrino,
viejo poncho como yo
cuántas veces te cortó,
la daga en el entrevero
……………………………………….
El poncho como expresión poética:
El poncho también ha dado lugar al sentir poético y crear situaciones donde las expresiones asimilan al mismo, no en sentido material:
El poncho del amor
Tango
1927
Música: Antonio Scatasso
Letra: Alberto Vacarezza
Fue grabado por Carlos Gardel en 1927
Yo soy del barrio de la ribera,
patria del tango y el bandoneón.
Hijo sin grupo de un gringo viejo,
igual que el tango de rezongón.

Desde muy pibe solté los cabos
y en la milonga me entreveré,
hasta que un día quedé amarrado
entre los brazos de una mujer.

Por ella perdí mi rumbo
y al mundo me eché a rodar,
pa' olvidar aquellos ojos
que me hicieron tanto mal.

Pero es inútil, compadre,
hincharle el pecho al dolor
cuando nos tapan el alma
con el poncho del amor.

Por eso que ando triste y errante,
buscando en todas sabor igual
al de los besos de aquella boca
que ya mis labios no han de besar.

Yo soy del barrio de la ribera,
patria del tango y el bandoneón.
Hijo sin grupo de un gringo viejo,
igual que el tango de rezongón.


El poncho del olvido (Me dejaste)
Estilo
Letra: Andrés Cepeda
Música: Osmán Pérez Freire
                                                  
Aunque el poncho del olvido
sobre mi lomo has echado
los recuerdos del pasado
deben haberte seguido
y como abrojo prendido
a cola de mancarrón
has de ir en tu corazón
siempre dándote un pinchazo
mientras mi nombre de paso
cruza tu imaginación.

Mi nombre siempre ha de andar
dando vuelta en tu memoria
lo mismo que mula y noria
en yunta con el pesar
dormida me has de soñar
y despierta me has de ver
¡pero qué le hemos de hacer!
es al ñudo forcejear
son cosas que hay que aguantar
en las huellas del querer.

Me dejastes tiritando
de un solo empujón
como el gallo de Morón
sin plumas y cacareando
pero no andes boraceando
por lo mal que me has dejado
si hoy soy árbol deshojado
con el tiempo puede ser
que vuelva a reverdecer
y esté de fruto cargado.

El tiento que nos tenía
acollarado a los dos
lograste cortarlo vos
tanto tironea un día.
A la pucha la alegría
desde entonces fue a parar
vos te fuistes a gozar
y yo, qué querés que hiciera,
también rumbié campo afuera
con la desgracia a la par.

Nada tiene duración
en este mundo mezquino
en desparejo camino
cualquiera da un tropezón
vos me distes una lección
que la supe aprovechar
me enseñastes a olvidar
y como lo he aprendido
con el poncho del olvido
también te quiero tapar.

La gayola
Tango 1927
Música: Rafael Tuegols
Letra: Armando Tagini
¡No te asustes ni me huyas!... No he venido pa' vengarme
si mañana, justamente, yo me voy pa' no volver...
He venido a despedirme y el gustazo quiero darme
de mirarte frente a frente y en tus ojos contemplarme,
silenciosa, largamente, como me miraba ayer...

He venido pa'que juntos recordemos el pasado
como dos buenos amigos que hace rato no se ven;
a acordarme de aquel tiempo en que yo era un hombre honrado
y el cariño de mi madre era un poncho que había echado
sobre mi alma noble y buena contra el frío del desdén.

Una noche fue la muerte quien vistió mi alma de duelo
a mi tierna madrecita la llamó a su lado Dios...
Y en mis sueños parecía que la pobre, desde el cielo,
me decía que eras buena, que confiara siempre en vos.

Pero me jugaste sucio y, sediento de venganza...
mi cuchillo en un mal rato envainé en un corazón...
y, más tarde, ya sereno, muerta mi única esperanza,
unas lágrimas amargas las sequé en un bodegón.

Me encerraron muchos años en la sórdida gayola
y una tarde me libraron... pa' mi bien...o pa' mi mal...
Fui sin rumbo por las calles y rodé como una bola;
Por la gracia de un mendrugo, ¡cuantas veces hice cola!
las auroras me encontraron largo a largo en un umbral.

Hoy ya no me queda nada; ni un refugio...¡Estoy tan pobre!
Solamente vine a verte pa' dejarte mi perdón...
Te lo juro; estoy contento que la dicha a vos te sobre...
Voy a trabajar muy lejos...a juntar algunos cobres
pa' que no me falten flores cuando esté dentro 'el cajón.

Como cierre de este trabajo tomamos la poesía del payador Generoso D’Amato, que hace una evocación a su poncho tucumano donde transita por sus recuerdos a la par de ese poncho que lo acompañara hasta el final:
Mi Poncho tucumano - Milonga
 Letra del payador Generoso  D’amato  (1884-1924)
 Música de R. Díaz
                                                        
En el rodar errabundo
 con que mi vida desgrano
 tengo un poncho tucumano
 como no hay dos en el mundo
 ostenta el brillo profundo
 de un poema evocador
 y es a su dulce calor
 que ha consagrado el destino
 mi arrogancia de argentino
 y mi sueño de cantor.

Quien sabe de que añoranzas
 palpitan en el despiertas
 con mis ambiciones muertas
 y mis muertas esperanzas
 el sabe las acechanzas
 que he sufrido y los dolores
 y luce de mis amores
 las pinceladas felices
 lo mismo que cicatrices
 de citas, besos y flores

Todo el doloroso arcano
 de mi juventud palpita
 en la leyenda bendita
 de mi poncho tucumano
 fue y en decirlo me ufano
 joya y abrigo en mi techo
 almohada para mi lecho
 pendón para mi moharra
 funda para mi guitarra
 y escudo para pecho.,...

Por eso cuando me aleje
 y mi alma meditabunda
 de la luz con que hoy se inunda
 el postrer rayo refleje
 ansio que se deje
 besar su tejido indiano
 y cuando mi cuerpo humano
 yazga en la fúnebre caja
 que se cosa mi mortaja,..
 con,...mi poncho tucumano.

Miguel Angel Viciconte

Bibliografia consultada
www.todotango.com.ar
DEPETRIS, Jose Carlos –“ El duelo criollo”
MANSILLA, Lucio V- “Una excursión a los indios Ranqueles”