domingo, 16 de septiembre de 2012


20 de setiembre: Dia Nacional del Caballo
 
El  caballo

Los conquistadores trajeron a nuestro territorio los caballos, estos eran andaluces, descendientes de la brava raza berberisca, los primeros llegaron a america en el segundo viaje de Colon, desembarcando en la isla La Española (Haiti).

En 1516 Hernan Cortes realiza la conquista de Mexico venciendo a los aztecas que huyeron despavoridos al enfrentarse a soldados con armaduras sobre sus cabalgaduras.

En el Rio de la Plata Pedro de Mendoza introduce los caballos en la primera fundación de Buenos Aires, algunos fueron comidos por los mismos españoles para no morir de hambre y el resto liberados cuando abandonan el lugar, habiéndose estos caballos dispersados por el vasto territorio pampeano.

En algunos años estos caballos y los provenientes de otras corrientes colonizadoras se reprodujeron generando importantes manadas.

Los distintos caballos de origen  español , portugueses y árabes fueron transmitiendo la sangre y las características a la raza criolla, esta se adapta al medioambiente de las grandes extensiones y genera una selección natural  adecuada a las necesidades  y resistencia a las enfermedades.

Los indios hicieron del caballo su elemento ideal para su transporte, la caza y otras actividades, posteriormente el gaucho incorpora el caballo para similares tareas, fundamentalmente para sus actividades con el ganado cimarron que también poblaba estas tierras.

El caballo le permitió al indio hacerse dueño y señor de la pampa, el hombre blanco lo utiliza también para la conquista y ambos como el arma mas importante en los enfrentamientos.

Tanto el gaucho como el indio son “hombres de a caballo”, la falta del caballo le quita toda posibilidad de sobrevivir en estas llanuras.

Es representativo de esto la famosa frase del Chacho Peñaloza que exiliado en Chile, manifiesta su desazon: ¡ En Chile……….y a pie!

Tanto el indio como el gaucho aprenden a obtener los animales de las manadas cimarronas y amansarlos y domarlos para que sean utiles, tal vez las técnicas hayan sido diferentes.

               

Martin Fierro  refiere como el indio cuidaba de su caballo

El pampa educa al caballo
como para un entrevero;
como rayo es de ligero
en cuanto el indio lo toca;
y, como trompo, en la boca
da güeltas sobre de un cuero.


Lo varea en la madrugada;
jamás falta a este deber;
luego lo enseña a correr
entre fangos y guadales:
¡ansina esos animales
es cuanto se puede ver!


En el caballo de un pampa
no hay peligro de rodar,
¡jué pucha! y pa disparar
es pingo que no se cansa;
con prolijidá lo amansa
sin dejarlo corcobiar.


Pa quitarle las cosquillas
con cuidao lo manosea;
horas enteras emplea,
y, por fin, sólo lo deja
cuando agacha las orejas
y ya el potro ni cocea.


Jamás le sacude un golpe
porque lo trata al bagual
con pacencia sin igual;
al domarlo no le pega,
hasta que al fin se le entrega
ya dócil el animal.


Y aunque yo sobre los bastos
me sé sacudir el polvo,
a esa costumbre me amoldo;
con pacencia lo manejan
y al día siguiente lo dejan
rienda arriba junto al toldo.


Ansí todo el que procure
tener un pingo modelo,
lo ha de cuidar con desvelo,
y debe impedir también,
el que de golpes le den
o tironeén en el suelo.


Muchos quieren dominarlo
con el rigor y el azote,
y si ven al chafalote
que tiene trazas de malo,
lo embraman en algún palo
hasta que se descogote.


Todos se vuelven pretestos
y güeltas para ensillarlo:
dicen que es por quebrantarlo,
mas compriende cualquier bobo,
que es de miedo del corcovo,
y no quieren confesarlo.


El animal yeguarizo
(perdónenmé esta alvertencia)
es de mucha conocencia
y tiene mucho sentido;
es animal consentido:
lo cautiva la pacencia.


Aventaja a los demás
el que estas cosas entienda;
es bueno que el hombre aprienda,
pues hay pocos domadores
y muchos frangolladores
que andan de bozal y rienda.
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A la afligida cautiva

Mi caballo le ofrecí.

Era un pingo que adquirí

Y donde quiera que estaba

En cuanto yo lo silbaba,

Venía a refregarse en mí.

 

Yo me lo senté al del pampa,

Que era un oscuro tapao,

Cuando me hallo bien montao

De mis casillas me salgo,

Era un pingo como galgo

que sabía correr boliao.

José Hernández en la voz de Martín Fierro

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Caballito criollo del galope corto

Del aliento largo y el instinto fiel,

Caballito criollo que fue como un asta

Para la bandera que anduvo sobre él.


Belisario Roldán

 

 

Juan Manuel de Rosas fue reconocido como un gran jinete y ha sabiendas que el carácter de jefe y caudillo requería entre otras cualidades esta de ser un gran corajudo para el caballo, como ya lo había reconocido Sarmiento. Su habilidad y decisión para con el caballo le habían granjeado la admiración entre el gauchaje

“Cualquiera sea el juicio que merezca la acción de Rosas en el gobierno del país –cosa ajena al tema que nos ocupa- no se puede dejar de reconocer la extraordinaria personalidad que, como hombre jinete y diestro en el manejo del caballo, tenía el rubio comandante de Los Cerrillos. Conocida es la importancia que para el encumbramiento de los caudillos argentinos tuvo la habilidad ecuestre; y es evidente que gran parte de su ascendencia sobre el gauchaje supo ganarla Rosas a caballo. Antes, ya Martín Miguel de Güemes, más que con su oratoria gangosa, salpimentada con palabras “no sanctas”, según Paz enfervorizaba al paisanaje con la bizarría de sus “marchadores” dispuestos en el lujo del accionar de sus manos como para un desfile victorioso. Rosas, joven aún, escribe su “Introducción a los Mayordomos de Estancia” revelando, con sus conocimientos rurales, un especial interés por el mejoramiento de los planteles yeguarizos. Entre otras recomendaciones, donde apunta ya su conocido puntillismo ordenativo, pueden observarse su preocupación en el mantenimiento del pelaje en las tropillas, evitando dar a los chasques, animales que pudieran alterar el orden cromático del conjunto; y sobre todo, la que reglamenta el servicio de yeguas en las manadas. Ahí establece que deben reservarse para padres los ejemplares más altos y mejor conformados, lo que hace suponer que de tal manera obtendría –mediante esta selección y los buenos pastos- caballos criollos de una alzada superior a la normal, tal como lo ocurrido con los caballos de los llamados Montos Grandes”www.revisionistas.com.ar

 


 Las letras de la musica criolla y ciudadana han recogido el sentir por el caballo y su valoración :

…… Carlos Gardel canta “El moro”, en realidad la letra proviene del poema “La Endecha del gaucho” del poeta Juan María Gutierrez (1809-1878)

El moro
Arr. en tango
Año 1917

A mi nada me faltaba

cuando a mi moro tenía.

A mi nada me faltaba

cuando mi moro tenía.

libre era cuanto quería,

ni guapetón me alcanzaba

ni alcalde me perseguía,

cuando a mi moro tenía.

 

Mi caballo era una flecha

cuando la espuela le hincaba;

Mi caballo era una flecha,

cuando la espuela le hincaba.

Tanto caballos cansaba

cuando en mi mano derecha

la bola certera alzaba;

mi caballo era una flecha.

……………………………

 

Gardel tambien grabo: 

El pangaré
Estilo
En un pingo pangaré,
con un freno coscojero,
buen herraje y buen apero,
en dirección al Pigüé,
va el paisano Cruz Montiel
orillando una cañada,
con camisa bien planchada,
un clavel rojo retinto,
puñal de plata en el ciinto
y bota fuerte lustrada.
………………………
 
 

 

La tropilla de la muerte

Letra: Fernán Silva Valdés

Música: Néstor Feria

Tuve tropilla “de un pelo”
yo también como el mejor;
tropilla de pelo oscuro,
“mismito” como el dolor.
Oscuro como mis penas,
oscura como mi suerte;
en el pago la llamaban
la tropilla de la Muerte.

……………………………

 

La musica es de Nestor Feria /el trovero olvidado, uruguayo (al igual que Fernan Silva Valdes), en rueda de artistas dijo de él Carlos Gardel "lo que tiene este muchacho por sobre todas las cosas es su sentido de lo criollo", y se lo ratificó personalmente diciéndole "nadie como vos, Negro, para estas cosas…"(Diario El Pais de Montevideo edicion del 10 de octubre de 1997)

 

Con los años el caballo paso a desempeñar, no solo las típicas actividades a campo del gaucho, sino otras derivadas de las  nuevas necesidades en la ciudad: los  carreros, los cuarteadores, que también han dado lugar a letras de tango:

 

Manoblanca   
(cantado por  Angel Vargas)
Tango 1941
Letra: Homero Manzi
 
Dónde vas carrerito del este
castigando tu yunta de ruanos,
y mostrando en la chata celeste
las dos iniciales pintadas a mano.

Reluciendo la estrella de bronce
claveteada en la suela de cuero,
dónde vas carrerito del Once,
cruzando ligero las calles del Sur.


……………………………………….

El cuarteador
Tango 1941
 
Yo soy Prudencio Navarro,
el cuarteador de Barracas.
Tengo un pingo que en el barro
cualquier carro
tira y saca.
Overo de anca partida,
que en un trabajo de cuarta
de la zanja siempre aparta
¡Chiche!
la rueda que se ha quedao.
…………………………………..



 

 El caballo ya era utilizado para actividades de diversión como las carreras cuadreras, la sortija,  el pato y posteriormente se incorpóra a las carreras en los hipódromos, los tangos recogen en sus letras cuestiones que tienen que ver con esta actividad.

Carlos Gardel, que tenia predilección por los caballos de carrera, incluso era propietario, graba dos tangos famosos, uno dedicado a su amigo, el jockey, uruguayo Irineo Leguisamo y otro referido al hipódromo de Palermo:

 

Leguisamo solo
Tango 1925
Alzan las cintas; parten los tungos
como saetas al viento veloz...
Detrás va el Pulpo, alta la testa
la mano experta y el ojo avizor.
Siguen corriendo; doblan el codo,
ya se acomoda, ya entra en acción...
Es el maestro el que se arrima
y explota un grito ensordecedor.

¡Leguisamo solo!
gritan los nenes de la popular.
¡Leguisamo solo!
fuerte repiten los de la oficial.
¡Leguisamo solo!
ya está el puntero del Pulpo a la par.
¡Leguisamo al trote!
y el Pulpo cruza el disco triunfal.

No hay duda alguna, es la muñeca,
es su sereno y gran corazón
los que triunfan por la cabeza
en gran estilo y con precisión.
Lleva los pingos a la victoria
con tal dominio de su profesión
que lo distinguen con mucha gloria,
mezcla de asombro y de admiración.

La alegría con que canta Gardel, el tango a Leguisamo, se transforma en lamento, en el tango Palermo, cuando el juego de las carreras le deja la perdida del dinero apostado:

Palermo

Musica de Enrique Pedro Delfino
Letra de Juan Villalba y Hermido Braga

Maldito seas, Palermo,
me tenes seco y enfermo,
mal vestido y sin morfar,
porque el vento los domingos
me patino con los pingos
en el Hache Nacional.
Por seguir al que no pierde
me atraganto con la Verde
y me estudio el pedigree,
y a pesar de la cartilla
dejo yo en la ventanilla
todo el laburo del mes.+



Berretines que tengo con los pingos,
metejones de todos los domingos...
Por tu culpa me encuentro bien fané,
¡Qué le voy a hacer, así debe ser!
Ilusiones del viejo y de la vieja
van quedando deshechas en la arena
por las patas de un tungo roncador...
¡Qué le voy a hacer si soy jugador!



Palermo, cuna de reos
por tu culpa ando sin cobre,
sin honor ni dignidad;
soy manguero y caradura,
paso siempre mishiadura
por tu raza caballar.
Me arrastra más la perrera,
mas me tira una carrera
que una bonita mujer,
como una boca pintada
me engrupe la colorada
cual si fuera su mishé.


De la aficcion burrera  de Carlos Gardel y con letra del gran poeta que fue  Alfredo Lepera – injustamente olvidado  tal vez opacado por la figura de Gardel – nace “Por una cabeza” donde hace un paralelismo entre el amor y las carreras:

Por una cabeza
Tango 1935
Música: Carlos Gardel
Por una cabeza
de un noble potrillo
que justo en la raya
afloja al llegar,
y que al regresar
parece decir:
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y burlona mujer,
que al jurar sonriendo
el amor que está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.
………………………….



Similar situación que la anterior la plantea Celedonio Flores, el negro, en:

Canchero
 
Tango 1930
Música: Arturo De Bassi
Para el record de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarte sin emoción ni final.
Te lo bato pa' que entiendas en esta jerga burrera
que vos sos una "potranca" para una "penca cuadrera"
y yo -¡che, vieja!- ya he sido relojiao pa'l Nacional...
 

Grabado por Carlos  Gardel en 1930 con las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol


 

Nuevamente Celedonio Flores, el Negro, en su tango “Cuando me entres a fallar”, con  musica de Jose Maria  Aguilar, hace una comparación entre el hombre y el caballo con sentido poetico:

 

Te conocí cuando entraba a fallarme la carpeta,
me ganaste con bondades poco a poco el corazón.
El hombre es como el caballo: cuando ha llegado a la meta
afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón.

……………………………………………………………

 

Milonga que peina canas
 
Milonga 1942
Música: Alberto Gómez
 

Allá en el tiempo del jopo,
peinao al agua florida,
cuando era linda la vida
y era mi escuela un stud,
nació mi amor por los pingos
con Stiletto y Surplice
y ese amor echó raíces
al llegar mi juventud.



Las chaquetillas famosas
dejaron en mis oídos
frufrú de tiempos queridos
que ya no pueden volver;
y hoy que tengo la cabeza
cubierta por tanta nieve,
con los hijos de Congreve
vuelvo a rejuvenecer.


 

 

A partir de 1999, el 20 de setiembre se conmemora en nuestra país el dia nacional del caballo.


Este festejo es una iniciativa de la Federación Ecuestre Argentina; se reconoce así la importancia de este animal en la historia del país y, a la vez, en homenaje a la participación del equino en la organización histórica y económica, y en la vida deportiva de la Argentina. Se trata de una iniciativa propuesta por la Federación Ecuestre Argentina, que centra el festejo en esta fecha en recuerdo de la llegada de Aimé Félix Tschiffely a Nueva York.
Este jinete suizo realizó un intenso itinerario por la geografía americana, en un recorrido que se prolongó desde abril de 1925 hasta septiembre de 1928 y que le permitió demostrar la resistencia de los caballos criollos.
Aquellos dos fieles equinos, Gato y Mancha, que hoy descansan en la estancia El Cardal junto a los restos del andariego profesor extranjero que los llevó por horizontes lejanos a la Argentina, son un símbolo de la entrega y la fidelidad del caballo a las causas nobles que hicieron historia.
El 24 de abril de 1925 se inició en Buenos Aires una de las travesías más famosas del siglo. Dos caballos criollos, Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé Tschiffely recorrieron los 21500 Km (4300 leguas) que separan a la ciudad de Buenos Aires de Nueva York y conquistaron el récord mundial de distancia y altura, al alcanzar 5900 m. s. n. m. en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia).
El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 Km por día. Los caballos, animales tehuelches comprados al cacique Liempichín en Chubut por Emilio Solanet, a la avanzada edad de 18 años, probaron que la raza criolla tiene ejemplares insuperables para los trabajos de campos y para la guerra, rudos oficios donde las líneas elegantes son inútiles.
Al llegar a la Quinta Avenida de Nueva York llevaba en los cascos de su caballo criollo el polvo de veinte naciones atravesadas de punta a punta, en un trayecto más largo y rudo que el de ningún conquistador, y sobre su pecho, en moño blanco y celeste, bien ganados como una condecoración, los colores argentinos".www.elportaleducativo.com.ar