martes, 20 de mayo de 2014

La guitarra: del payador al tanguero



La guitarra: del payador al tanguero

 

El origen de la guitarra fue establecido en oriente, allí nacieron una serie de instrumentos musicales que evolucionaron en el tiempo modificando su forma y estructura expandiéndose a distintos países hasta llegar a la guitarra actual.

Como antecedentes de la actual guitarra estuvo el laúd, la vihuela y la guitarra originariamente de cuatro cuerdas, la vihuela fue perdiendo vigencia y la guitarra incorporo mas cuerdas hasta llegar a las seis  actuales.

 

Las distintas corrientes inmigratorias especialmente de España introdujeron la guitarra en nuestro país, la que fue adoptada por los criollos, haciendo de ella el instrumento musical por excelencia.

El artista de  nuestras pampas que comenzaba a  improvisar y cantar versos la incorpora como el instrumento ideal.

 

El testimonio de Alonso Carrio de la Vandera – Concolorcorvo – (este es el seudónimo del indio Calixto Bustamante  secretario de Carrio de la Vandera, al que algunos le atribuyen la obra) en 1771 en la obra “Lazarillo de ciegos caminantes…” describe a los habitantes de las llanuras rioplatenses  “como mozos de mala camisa y peor vestido que llevan una guitarrita que aprenden a tocar muy mal para  cantar desentonadamente  las coplas que sacan de su cabeza y que regularmente ruedan sobre amores”.

 

La payada fue el canto que expresaba el sentir del gaucho a través de contrapuntos  elaborados por payadores, los que acompañados por su guitarra expresaban un recitado en rima, deleitando  a los parroquianos en las pulperías de la campaña. La payada, fue impuesta hacia el interior del país por la magia y la admiración que supo despertar en el pueblo

 

La guitarra en manos del payador es el sustento de su expresión, mensajera de amor, atenúa la soledad, inseparable compañera y sus sones fluyen  el repentísmo de sus versos.

 

Los poetas le han dedicado  lo mejor de sí para valorarla y los payadores en sus mismas poesías la definen con la fuerza y la pasión que los caracteriza:

 

Ya Bartolomé Hidalgo comienza sus cielitos dirigidos al Rey Fernando VII así:

 

Voy a templar la guitarra

Para explicar mi deseo

………………………….

 

Martin Fierro, le da  a su guitarra el valor de ser su arma de cantor:

 

Con la guitarra en la mano
Ni las moscas se me arriman,
Naides me pone el pie encima,
Y cuando el pecho se entona,
Hago gemir a la prima
Y llorar a la bordona
.

 

El gaucho de la pampa comienza su decadencia con  el avance de los nuevos elementos mecanizados, la incorporación del alambrado y las tranqueras y nuevos medios de transporte, el gaucho fue accediendo a este avance y ya cuando había quedado marginado se resigno y acepto este destino.

La civilización había erradicado al gaucho, en la pampa ya no tenía razón de existir, sus destinos: paisano como dependiente en los establecimientos ganaderos o gaucho de a pie se incorpora a la ciudad desde el arrabal y conforma una nueva clase, y el  payador ahora es urbano y  comienza a emparentarse con el tango

 

El gran payador que fue Gabino Ezeiza describe la guitarra en estos versos:

 

Esta guitarra que toco

Tiene tanta armonía

Se liga a la vida mía

Por una secreta unión.

Sin ella yo no podría

Cantar en este momento

Como canto con su acento

Lamentos del corazón

 

Evaristo Barrios, payador, la define así:

 

Guitarra que encierra trinos,

y cantos sentimentales,

alma de los orientales,

alma de los argentinos.

En torrentes cristalinos

desparramaste cadencia,

y fuiste como la esencia

del coraje en los fogones,

pa templar los corazones

que hicieron la independencia

 

 

La voz de Carlos Gardel le canta a la guitarra, en este hermoso estilo campero:

SUENA GUITARRA QUERIDA (ESTILO CAMPERO) Gardel-Razzano

Suena guitarra querida,
que tu acento soberano
repercute por el llano
como un ay...! de mi alma herida...
suena, suena que es mi vida,
flor marchita y sin esencia
busco en la muerte querencia...
Nada en el mundo me halaga
porque siento que se apaga...
porque siento que se apaga...
el candil de mi existencia.

Cuantas veces cariñosa
mi patrona te templó,
y a sus cuerdas arrimo
sus frescos labios de rosa.
Como diciéndote hermosa
de mi gaucho compañera,
te saludo placentera
y una dulce Vidalita...
Dejo a mi alma más blandita,
dejo a mi alma más blandita
que el gorrión de mi escimera.

Suena así que mi alma llena,
de una tristeza profunda
quiere romper la coyunda
que a padecer me condena.
Pero es tan grande la pena
que tengo al abandonarte,
que solamente al dejarte
oh!, cariñosa guitarra,
el alma se me desgarra,
el alma se me desgarra
y el corazón se me parte.

 

Evaristo Carriego, el poeta del suburbio, la rescata, en su poema La guitarra:

…………………………………………..

La luz de un viejo idilio, como aureola,
Que ciñe su cordaje, quizás le llega
desde el fondo de un rancho: que aunque española
conoció el amor gaucho de Santos Vega

………………………………………......


Los payadores están dentro de los antecesores de los cantores nacionales de tango, incorporándose muchos de ellos como cantores de tango.

 

La presencia de la guitarra, continua en el tango,  tanto como instrumento en su ejecución,  como participe en orquestas y en  el homenaje que se le hace en sus letras.

 

La participación de la guitarra en el tango está vigente  desde los primeros tríos formados por flauta, violín y guitarra, con activa presencia en los arrabales  de la ciudad.

No obstante al incorporarse el piano  a las orquestas la guitarra es desplazada, en algunos casos se incorpora el contrabajo, por lo que los guitarristas optan por este instrumento.

Los primeros cantores de tangos se acompañaban con guitarra.

 La presencia de estos instrumentos acompañando a Gardel  es todo un símbolo.

Entre los guitarristas de Gardel se destaco José María Aguilar, uruguayo nacido en 1891, comenzó como intérprete en 1923, formo dúo con Enrique Maciel (guitarrista de Blomberg), en 1928 se unió a Gardel, junto  a José Ricardo y Guillermo Desiderio Barbieri, fue un gran compositor, de su autoría es “Al mundo le falta un tornillo” con letra de Enrique Cadicamo, Tengo miedo, Lloro como una mujer y Cuando me entres a fallar (Letras de Celedonio Flores) y Milonguera.

En el accidente de Medellin en que Gardel pierde la vida , Aguilar sobrevive al accidente.

 

José Ricardo intuitivo sin estudios de guitarra, tenía un excelente oído para la música, comenzó actuando en agrupaciones criollas y al ser conocido por Gardel y Razzano pasa posteriormente a desempeñarse con ellos.; acompaño a Gardel en el denominado primer tango- canción: Mi noche triste, entre otros compuso el tango Margot, la milonga Un bailongo, el estilo Pobre gallo Batarás, todas sus obras grabadas por Gardel.

 

Es importantísima la cantidad de guitarristas de tango con un excelente trayectoria, como compositores  y como interpretes, la música de muchos tangos famosos fue realizada por guitarristas. Solo nos limitaremos a nombrar algunos sin que esto deje  afuera al resto:

 

Roberto Grela, Cacho Tirao, Enrique Maciel, Guillermo D. Barbieri, Horacio Pettorosi, Adolfo Berón, Juan Caldarella, José Canet, Humberto Correa, Juanjo Domínguez, Domingo Greco etc.

 

Como dice Ricardo García Blaya, especialista en  materia tanguera, refiriéndose  al  memorable tango  del Uruguayo Humberto Correa: “En mi juventud, saber la letra de Mi vieja viola” era tener patente de experto. Pocos tangos exhiben de modo tan fresco, el lenguaje de aquellos barrios de antaño, el decir arrabalero”

 

Mi vieja viola

Tango 1932

Música: Humberto Correa

Letra: Humberto Correa

 

Vieja viola, garufera y vibradora

de las horas de parranda y copetín,

de las tantas serenatas a la lora

que hoy es dueña de mi cuore y patrona del bulín,

¡cómo estás de abandonada y silenciosa,

después que fuiste mi sueño de cantor!

Quien te ha oído sonar papa y melodiosa

no dice que sos la diosa de mi pobre corazón.

 

Es que la gola se va

y la fama es puro cuento

y andando mal y sin vento

todo, todo se acabó...

Hoy sólo queda el recuerdo

de pasadas alegrías,

pero estás vos, viola mía,

hasta que me vaya yo.

 

Cuántas noches bajo el brazo de la zurda

por cubrirte del sereno te llevé

y por más que me encontrase bien en curda,

conservándome en la línea, de otros curdas te cuidé.

Si los años de la vida me componen

y la suerte me rempuja a encarrilar,

yo te juro que te cambio los bordones

me rechiflo del escabio y te vuelvo a hacer sonar.

 

La música ciudadana  derrama sus poesías ante el fiel instrumento.

 La fuerza y la calidad del letrista Alfredo Le Pera   con música de Carlos Gardel  en” Guitarra, guitarra mía” versifico lo siguiente:

……………………………..

Guitarra, guitarra mía

Por los caminos del viento

Vuelan tus armonías

Coraje, amor y lamento

…………………………………

En 1916 al  producirse el nacimiento del tango canción con Mi noche triste (música Samuel Castriota, letra Pascual Contursi), en una de sus estrofas, como símbolo de su sufrimiento, el personaje resalta como impacta sobre su guitarra:

 

La guitarra, en el ropero
todavía está colgada:
nadie en ella canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar.
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche triste alumbrar.

 

 

Miguel Ángel Viciconte

 

 

 


 

 

martes, 29 de abril de 2014

Don Luis Acosta Garcia: lindo nombre pa' un cantor



Don Luis Acosta García: lindo nombre pa' un cantor!

que anduvo de pago en pago y en ninguno se quedo.

 

22 de diciembre de 1895 nace LUIS ACOSTA GARCIA

 Payador, poeta y cantor y fallece el 31-12-1933

Nació  en el Partido de Coronel Dorrego, Pcia de Bs, Aires,  desde joven las tareas rurales fueron su actividad, lo  que le permitió conocer ese ambiente y volcarlo a sus poesías.

Errante por naturaleza, se incorporo a los circos que recorrían la provincia, actuando como guitarrero, cantor y payador.

  El parque Goal lo contaba en su escenario entre los mas importantes payadores de Argentina y Uruguay.

Con el gran payador Evaristo Barrios sostuvo contrapuntos que entusiasmaban al público.

Entre sus obras se encuentran: El indio, Protesta gaucha, Ave María, Dios te salve m’hijo, el doradillo mentao

 

Así lo definió y lo recuerda don Atahualpa Yupanqui:

 

Cantor del Sur

 Atahualpa Yupanqui

 

Anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo

forastero en todas partes, destino de trovador.

Un día le pidió al viento que lo hiciera payador

y el viejo viento surero los secretos le enseño,

y le lleno la guitarra de cantos en "Mi" menor.

 

Bajo el ombú solitario como un gaucho medito;

probo su voz en la cifra, el rasguido se encendió;

en la milonga surera serios asuntos trato,

y alzando poncho y vigüela de su rancho se alejo,

y anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo.

 

Le fue creciendo la fama de Dorrego a Realico,

de Bahia a Santa Rosa; del Bragado al Pehuajo,

paso por el Pergamino, allá por el veintidós,

cruzo la tierra entrerriana con rumbo al Huayquillaro,

tal vez pa' pitarse un chala bajo los ceibos en flor,

y anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo.

 

Tanto torearlo al destino, el destino lo "pialo".

Volvía buscando pampa, como vuelve un trovador,

contemplando las gramillas, por esos campos de Dios,

volvía buscando pampa, como vuelve un trovador,

rico de lindas riquezas: guitarra, amigos, canción.

En la mitad del camino se le canso' el corazón

y entro de golpe al silencio, y el silencio lo tapo.

 

Lo mentaron algún tiempo el peón, el estibador,

el hombre de siete oficios, los paisanos del frontón,

y como la vida tiene su ley y su sinrazón,

le fue llegando el olvido, y el olvido lo tapo.

 

Don Luis Acosta García se llamaba el payador,

hombre nacido en Dorrego y que mucho trajino,

Hombre de lindas riquezas: guitarra, amigos, canción

Don Luis Acosta García: lindo nombre pa' un cantor!

que anduvo de pago en pago y en ninguno se quedo.

 

 

El gran payador que fue Martin Castro (combativo,  luchador, de inclinación libertaria), bajo estos versos, elaboro una suerte de biografía de Luis Acosta García:

Yo lo conocí trovero

cuando recién llego al pago

le decían como halago

el payador dorreguero

al poco tiempo el llanero

dejo de ser payador

desde entonces fue cantor

de la masa proletaria

del insurrecto y del paria

del linyera y del pastor

lo vi en muchos recitales

hacer feliz el ambiente

remedando alegremente

muchas siluetas rurales

que sabia armonizar

no solo hacia alegrar

el alma de cada oyente

sino que artísticamente

los enseñaba a pensar

 

Entre sus obras mas conocidas nos ha dejado el tango:

Dios te salve m'hijo

Tango 1933

Música:  Pedro Noda  /  Agustín Magaldi 

Letra:  Luis Acosta García 

                                                                              Canta Agustín Magaldi

El pueblito estaba lleno, de personas forasteras,

los caudillos desplegaban lo más rudo de su acción,

arengando a los paisanos, de ganar las elecciones

por la plata, por la tumba, por el voto o el facón.

Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios

un paisano gritó ¡viva! y al caudillo mencionó;

y los otros respondieron, sepultando sus puñales

en el cuerpo valeroso del paisano que gritó.

 

Un viejito lentamente, se quitó el sombrero negro;

estiró las piernas tibias del paisano que cayó,

lo besó con toda su alma, puso un cristo entre sus dedos

y goteando lagrimones, entre dientes murmuró:

"Pobre m'hijo quién diría que por noble y por valiente

pagaría con su vida el sostén de una opinión,

por no hacerme caso, m'hijo: se lo dije tantas veces...

no haga juicio a los discursos del Doctor ni del patrón.

 

Hace frío, ¿verdad, m'hijo? (ya se está poniendo duro)

tápese con este poncho y pa' siempre yebelo;

es el mesmo poncho pampa, que en su cuna cuando chico

muchas veces, hijo mío... muchas veces lo tapó.

Yo, viá dir al campo santo, y a la par de su agüelita,

con su daga y con mis uñas una fosa voy a abrir,

y, a su pobre madrecita, a su pobre madrecita,

le dirá que usted se ha ido... que muy pronto va a venir.

 

A las doce de la noche, llegó el viejo a su ranchito

y con mucho disimulo a su vieja acarició:

y le dijo tiernamente: su cachorro se ha ido lejos,

se arregló con una tropa; ¡le di el poncho y me besó!

Y aura vieja por las dudas, como el viaje es algo largo

priéndale unas cuantas velas, por si acaso nada más,

arrodiyesé y le reza... pa' que Dios no lo abandone...

y suplique por las almas... que precisan luz y paz.

 

El gran cantor, que se ha ido  hace muy poco, Don Alberto Merlo, nos ha deleitado con la obra de Luis Acosta García

 

El doradillo mentao´

 Letra: Luis Acosta García-

 Música: Alberto Merlo

 

Una vez supe tener como reliquia conmigo

un flete... ¿cómo les digo que era todo mi querer?

En cuestiones de correr fue siempre muy respetao,

en tuitas partes que he andao sus prodigios admiraban,

y por eso lo llamaban el doradillo mentao.

 

Una vuelta me invitaron a una yerra en lo de Luro,

que fue intento, lo aseguro, por lo tanto que rogaron;

los caballos prepararon los peones y el encargao,

pa dejarme abochornao cuando yo fuese a enlazar,

y pa hacerme reventar el doradillo mentao.

 

Pero yo, que malicié, después de atarme la vincha,

le apreté juerte la cincha y con orgullo monté;

pal rodeo enderecé, desenrollé mi trenzao,

y al traerme un toro enlazao -las astas sangrientas, rojas-

hacía jugar las coscojas el doradillo mentao.

 

Las chinas, que admiraban de ese flete las acciones,

entre ponderaciones las manos juerte golpeaban,

cuando vi que se apartaban rumbeando pa nuestro lao.

Una de ellas, del peinao sacó una cinta argentina,

y me dijo: "Es pa las crinas del doradillo mentao".

 

Al patrón no le gustó el triunfo de mi caballo,

y encocorao como un gallo a correr me desafió;

un pingo zaino sacó, que lo tenía tapao,

pingo mestizo, mimao, pura canilla y pescuezo:

lo desafió por mil pesos al doradillo mentao.

 

Enseguida nos juntamos aceptando la carrera,

y al bajar de la bandera sin ventaja convidamos;

al emparejar largamos, y al verme medio igualao

le di un chirlo y, encelao, mi flete llegó primero,

redoblándome el dinero el doradillo mentao.

 

Pero la desgracia un día muy malo me castigó:

un indio me lo robó con tuitas sus picardías.

Me fui pa las tolderías, aunque en vano me arriesgué,

porque ni el rastro encontré de aquel pingo tan querido,

y hoy vivo para el olvido del doradillo mentao.

 
La  corta vida, apenas 38 años, de Luis Acosta García, no fue impedimento para que dejara una obra y una trayectoria digna de recordarse y no dejar que  lo