Don
Luis Acosta García: lindo nombre pa' un cantor!
que
anduvo de pago en pago y en ninguno se quedo.
22 de diciembre de 1895
nace LUIS ACOSTA GARCIA
Payador, poeta y
cantor y fallece el 31-12-1933
Nació en el Partido de Coronel Dorrego, Pcia de Bs,
Aires, desde joven las tareas rurales
fueron su actividad, lo que le permitió
conocer ese ambiente y volcarlo a sus poesías.
Errante por naturaleza, se
incorporo a los circos que recorrían la provincia, actuando como guitarrero,
cantor y payador.
El parque Goal lo contaba en su escenario entre los mas importantes
payadores de Argentina y Uruguay.
Con el gran payador Evaristo
Barrios sostuvo contrapuntos que entusiasmaban al público.
Entre sus obras se encuentran: El
indio, Protesta gaucha, Ave María, Dios te salve m’hijo, el doradillo mentao
Así lo definió y lo recuerda don Atahualpa Yupanqui:
Cantor del Sur
Atahualpa Yupanqui
Anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo
forastero en todas partes, destino de trovador.
Un día le pidió al viento que lo hiciera payador
y el viejo viento surero los secretos le enseño,
y le lleno la guitarra de cantos en "Mi" menor.
Bajo el ombú solitario como un gaucho medito;
probo su voz en la cifra, el rasguido se encendió;
en la milonga surera serios asuntos trato,
y alzando poncho y vigüela de su rancho se alejo,
y anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo.
Le fue creciendo la fama de Dorrego a Realico,
de Bahia a Santa Rosa; del Bragado al Pehuajo,
paso por el Pergamino, allá por el veintidós,
cruzo la tierra entrerriana con rumbo al Huayquillaro,
tal vez pa' pitarse un chala bajo los ceibos en flor,
y anduvo de pago en pago, y en ninguno se quedo.
Tanto torearlo al destino, el destino lo "pialo".
Volvía buscando pampa, como vuelve un trovador,
contemplando las gramillas, por esos campos de Dios,
volvía buscando pampa, como vuelve un trovador,
rico de lindas riquezas: guitarra, amigos, canción.
En la mitad del camino se le canso' el corazón
y entro de golpe al silencio, y el silencio lo tapo.
Lo mentaron algún tiempo el peón, el estibador,
el hombre de siete oficios, los paisanos del frontón,
y como la vida tiene su ley y su sinrazón,
le fue llegando el olvido, y el olvido lo tapo.
Don Luis Acosta García se llamaba el payador,
hombre nacido en Dorrego y que mucho trajino,
Hombre de lindas riquezas: guitarra, amigos, canción
Don Luis Acosta García: lindo nombre pa' un cantor!
que anduvo de pago en pago y en ninguno se quedo.
El gran payador que fue Martin Castro (combativo, luchador, de inclinación libertaria), bajo
estos versos, elaboro una suerte de biografía de Luis Acosta García:
Yo lo conocí trovero
cuando recién llego al pago
le decían como halago
el payador dorreguero
al poco tiempo el llanero
dejo de ser payador
desde entonces fue cantor
de la masa proletaria
del insurrecto y del paria
del linyera y del pastor
lo vi en muchos recitales
hacer feliz el ambiente
remedando alegremente
muchas siluetas rurales
que sabia armonizar
no solo hacia alegrar
el alma de cada oyente
sino que artísticamente
los enseñaba a pensar
Entre sus obras mas conocidas nos ha dejado el tango:
Dios te salve m'hijo
Tango 1933
Música: Pedro Noda /
Agustín Magaldi
Letra: Luis Acosta García
Canta Agustín Magaldi
El pueblito estaba lleno, de personas forasteras,
los caudillos desplegaban lo más rudo de su acción,
arengando a los paisanos, de ganar las elecciones
por la plata, por la tumba, por el voto o el facón.
Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios
un paisano gritó ¡viva! y al caudillo mencionó;
y los otros respondieron, sepultando sus puñales
en el cuerpo valeroso del paisano que gritó.
Un viejito lentamente, se quitó el sombrero negro;
estiró las piernas tibias del paisano que cayó,
lo besó con toda su alma, puso un cristo entre sus dedos
y goteando lagrimones, entre dientes murmuró:
"Pobre m'hijo quién diría que por noble y por valiente
pagaría con su vida el sostén de una opinión,
por no hacerme caso, m'hijo: se lo dije tantas veces...
no haga juicio a
los discursos del Doctor ni del patrón.
Hace frío, ¿verdad, m'hijo? (ya se está poniendo duro)
tápese con este poncho y pa' siempre yebelo;
es el mesmo poncho pampa, que en su cuna cuando chico
muchas veces, hijo mío... muchas veces lo tapó.
Yo, viá dir al campo santo, y a la par de su agüelita,
con su daga y con mis uñas una fosa voy a abrir,
y, a su pobre madrecita, a su pobre madrecita,
le dirá que usted se ha ido... que muy pronto va a venir.
A las doce de la noche, llegó el viejo a su ranchito
y con mucho disimulo a su vieja acarició:
y le dijo tiernamente: su cachorro se ha ido lejos,
se arregló con una tropa; ¡le di el poncho y me besó!
Y aura vieja por las dudas, como el viaje es algo largo
priéndale unas cuantas velas, por si acaso nada más,
arrodiyesé y le reza... pa' que Dios no lo abandone...
y suplique por las almas... que precisan luz y paz.
El gran cantor, que se ha ido hace muy poco, Don Alberto Merlo, nos ha
deleitado con la obra de Luis Acosta García
El doradillo mentao´
Letra: Luis Acosta García-
Música: Alberto Merlo
Una vez supe tener como reliquia conmigo
un flete... ¿cómo les digo que era todo mi querer?
En cuestiones de correr fue siempre muy respetao,
en tuitas partes que he andao sus prodigios admiraban,
y por eso lo llamaban el doradillo mentao.
Una vuelta me invitaron a una yerra en lo de Luro,
que fue intento, lo aseguro, por lo tanto que rogaron;
los caballos prepararon los peones y el encargao,
pa dejarme abochornao cuando yo fuese a enlazar,
y pa hacerme reventar el doradillo mentao.
Pero yo, que malicié, después de atarme la vincha,
le apreté juerte la cincha y con orgullo monté;
pal rodeo enderecé, desenrollé mi trenzao,
y al traerme un toro enlazao -las astas sangrientas, rojas-
hacía jugar las coscojas el doradillo mentao.
Las chinas, que admiraban de ese flete las acciones,
entre ponderaciones las manos juerte golpeaban,
cuando vi que se apartaban rumbeando pa nuestro lao.
Una de ellas, del peinao sacó una cinta argentina,
y me dijo: "Es pa las crinas del doradillo
mentao".
Al patrón no le gustó el triunfo de mi caballo,
y encocorao como un gallo a correr me desafió;
un pingo zaino sacó, que lo tenía tapao,
pingo mestizo, mimao, pura canilla y pescuezo:
lo desafió por mil pesos al doradillo mentao.
Enseguida nos juntamos aceptando la carrera,
y al bajar de la bandera sin ventaja convidamos;
al emparejar largamos, y al verme medio igualao
le di un chirlo y, encelao, mi flete llegó primero,
redoblándome el dinero el doradillo mentao.
Pero la desgracia un día muy malo me castigó:
un indio me lo robó con tuitas sus picardías.
Me fui pa las tolderías, aunque en vano me arriesgué,
porque ni el rastro encontré de aquel pingo tan querido,
y hoy vivo para el olvido del doradillo mentao.