viernes, 22 de noviembre de 2013

Evaristo Carriego y la poetica del tango










Evaristo Carriego y la poética del tango

Tu secreto

Evaristo Carriego

 ¡De todo te olvidas! Anoche dejaste

 aquí, sobre el piano, que ya jamás tocas,

 un poco de tu alma de muchacha enferma:

 un libro, vedado, de tiernas memorias.

 

 Intimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,

 y supe, sonriendo, tu pena más honda,

 el dulce secreto que no diré a nadie:

 a nadie interesa saber que me nombras.

 

 ...Ven, llévate el libro, distraída llena

 de luz y de ensueño. Romántica loca...

 ¡Dejar tus amores ahí, sobre el piano!

 ...De todo te olvidas ¡cabeza de novia!.

 

Evaristo Francisco Estanislao Carriego nació el 07-05-1883 en la Ciudad de  Paraná, Entre Ríos, luego de un fugaz paso por la Ciudad de La Plata,  en 1889 la familia Carriego adquirió la casa de la calle Honduras  3784   de aquel suburbio de Palermo.

 Ingresado a la escuela demostró ser Inteligente y memorioso  y ya deslumbraba a su maestros.

Cerca de la casa de los Carriego estaba la casa de los Borges, Jorge Luis era 16 años menor que Evaristo, ambas familias se frecuentaban, y el gran escritor logro comenzar a entender a este joven poeta, que aunque fallece a los 29 años, le deja un  grato recuerdo y una gran admiración, esta la vuelca en su obra ” Evaristo Carriego” en 1930.

 

Evaristo ante la imposibilidad de ingresar al Colegio Militar por su miopía, opta por una vida bohemia y comienza a meterse en ese mundo del barrio de Palermo donde conoce en profundidad a esos seres humanos, simples, interpreta sus sentimientos y desmenuza la vida del barrio.

Su acceso a los periódicos  le permite conocer periodistas, escritores y gente de letras, comienza a escribir,  ya en 1904 sus primeras poesías comienzan a aparecer en “Caras y Caretas”, y  en 1908 publica su  libro “Misas herejes”,  el resto de su vasto poemario fue publicado en forma póstuma al año de fallecer el poeta.

Evaristo Carriego fallece en Buenos Aires en 1912 a los 29 años de edad.

Los primeros letristas del tango se sintieron tocados por la inspiración que Carriego ofreció a través de sus poesías (Pascual Contursi, Celedonio Flores, Enrique Cadicamo, Homero Manzi)

A partir de la obra de Carriego “La canción del barrio”, los letristas del tango comienzan a desarrollar un modelo poético basado en la sensibilidad expuesta por el poeta , una estructura poética sencilla donde el barrio se destaca como el espacio donde los sentimientos se muestran íntimamente.

La  poesía “El guapo” que recrea Carriego, ha sido fuente de inspiración de muchos tangos, generalmente de los primeros años, donde el culto al coraje estaba presente en esos personajes que el campo había expulsado a las orillas:

El ultimo guapo  - Letra Abel Aznar

Ventarrón – 1933 – Letra José H. Staffolani

El tigre Millan – 1934 – Francisco Canaro

El ciruja – 1926 – Alfredo Marino

Duelo criollo – 1928 – Lito Bayardo

Te llaman malevo – Letra Homero Expósito

 

El guapo

Evaristo Carriego

El barrio le admira. Cultor del coraje,

 conquistó, a la larga, renombre de osado,

 se impuso en cien riñas entre el compadraje

 y de las prisiones salió consagrado.

 

 Conoce sus triunfos y ni aún le inquieta

 la gloria de otros, de muchos temida,

 pues todo el Palermo de acción le respeta

 y acata su fama, jamás desmentida.

 

 Le cruzan el rostro, de estigmas violentos,

 hondas cicatrices, y quizás le halaga

 llevar imborrables adornos sangrientos:

 caprichos de hembra que tuvo la daga.

 

 La esquina o el patio, de alegres reuniones,

 le oye contar hechos, que nadie le niega:

 ¡Con una guitarra de altivas canciones

 él es Juan Moreira, y él es Santos Vega!

 

 Con ese sombrero que inclinó a los ojos,

 ¡Con una guitarra de altivas canciones

 cantando aventuras, de relatos rojos,

 parece un poeta que fuese bandido!

 

 Las mozas más lindas del baile orillero

 para él no se muestran esquivas y hurañas,

 tal vez orgullosas de ese compañero

 que tiene aureolas de amores y hazañas.

 

 Nada se le importa de la envidia ajena,

 ni que el rival pueda tenderle algún lazo:

 no es un enemigo que valga la pena

 pues ya una vez lo hizo caer de un hachazo.

 

 Gente de avería, que guardan crueles

 brutales recuerdos en los costurones

 que dejara el tajo, sumisos y fieles

 le siguen y adulan imberbes matones.

 

 Aunque le ocasiona muchos malos ratos,

 en las elecciones es un caudillejo

 que por el buen nombre de los candidatos

 en los peores trances expone el pellejo

 

 Pronto a la pelea pasión del cuchillo

 que ilustra las manos por él mutiladas,

 su pieza, amenaza de algún conventillo,

 es una academia de ágiles visteadas.

 

 Porque en sus impulsos de alma pendenciera

 desprecia el peligro sereno y bizarro,

 ¡Para él la vida no vale siquiera

 la sola pitada de un triste cigarro!

 

 Y allá va pasando con aire altanero,

 luciendo las prendas de su gallardía,

 procaz e insolente como un mosquetero

 que tiene en su guardia la chusma bravía.

 

Carriego siempre manifestó una gran sensibilidad hacia las mujeres,  habiendo retratado en sus poesías ese universo femenino donde el barrio lo nutrió de temas a veces sentimentales, tristes y hasta dramáticos:

La que se quedo para vestir santos

Evaristo Carriego

 

Ya tienes arrugas, ¡Qué vergüenza! Bueno:

serás abuelita sin ser madrecita.

Ayer, recordando tu pesar sereno,

me dio mucha pena tu cara marchita.

 

¿Ni siquiera una novela empezada?

Quizás el idilio que duró un verano,

hasta que una noche por buena y confiada,

se cansó la novia de aguardar en vano.

 

Y tú sufrirías, o no sufrirías,

nerviosas esperas, y te quedarías

como es natural,

 

tan indiferente que al día siguiente

ya no habría nada, nada: solamente

húmedas las puntas de tu delantal.

Tal vez este tango de Enrique Cadicamo, siempre digno de escucharse en la maravillosa voz de Julio Sosa, esta recordándonos esa que se quedo para vestir santos de Carriego:

Nunca tuvo novio

Tango 1930

Música:  Agustín Bardi 

Letra:  Enrique Cadícamo 

 

Pobre solterona te has quedado

sin ilusión, sin fe...

Tu corazón de angustias se ha enfermado,

puesta de sol es hoy tu vida trunca.

Sigues como entonces, releyendo

el novelón sentimental,

en el que una niña aguarda en vano

consumida por un mal de amor.

 

En la soledad

de tu pieza de soltera está el dolor.

Triste realidad

es el fin de tu jornada sin amor...

Lloras y al llorar

van las lágrimas temblando tu emoción;

en las hojas de tu viejo novelón

te ves sin fuerza palpitar.

Deja de llorar

por el príncipe soñado que no fue

junto a ti a volcar

el rimero melodioso de su voz.

Tras el ventanal,

mientras pega la llovizna en el cristal

con tus ojos más nublados de dolor

soñás un paisaje de amor.

 

Nunca tuvo novio, ¡pobrecita!

¿Por qué el amor no fue

a su jardín humilde de muchacha

a reanimar las flores de sus años?.

¡Yo, con mi montón de desengaños

igual que vos, vivo sin luz,

sin una caricia venturosa

que haga olvidar mi cruz!

 

A veces los desengaños amorosos no fueron simples hechos pasajeros, sino que dejaron consecuencias, que en ese ámbito de barrio, pesaban como un verdadero pecado:

La costurerita que dio aquel mal paso

Evaristo Carriego

 

La costurerita que dio aquel mal paso

 y lo peor de todo, sin necesidad

 con el sinvergüenza que no la hizo caso

 después según dicen en la vecindad

 

 se fue hace dos días. Ya no era posible

 fingir por más tiempo. Daba compasión

 verla aguantar esa maldad insufrible

 de las compañeras, ¡Tan sin corazón!

 

 Aunque a nada llevan las conversaciones,

 en el barrio corren mil suposiciones

 y hasta en algo grave se llega a creer.

 

 ¡Qué cara tenía la costurerita,

 qué ojos más extraños, esa tardecita

 que dejó la casa para no volver!

 

Pareciera que la costurerita de Carriego y la Milonguita de Linnig, (flor de noche y de placer, flor de lujo y cabaret) fueran casi lo mismo pero en realidad Carriego poetisa a una joven sin delirios de grandeza, donde solo creyó en el amor y al quedar embarazada y no poder ocultar ese pecado se va.

 

Milonguita (Esthercita)

Tango 1920

Música:  Enrique Delfino 

Letra:  Samuel Linnig 

¿Te acordás, Milonguita? Vos eras

la pebeta más linda 'e Chiclana;

la pollera cortona y las trenzas,

y en las trenzas un beso de sol.

Y en aquellas noches de verano,

¿qué soñaba tu almita, mujer,

al oír en la esquina algún tango

chamuyarte bajito de amor?

 

Estercita,

hoy te llaman Milonguita,

flor de noche y de placer,

flor de lujo y cabaret.

Milonguita,

los hombres te han hecho mal

y hoy darías toda tu alma

por vestirte de percal.

 

Cuando sales por la madrugada,

Milonguita, de aquel cabaret,

toda tu alma temblando de frío

dices: ¡Ay, si pudiera querer!...

Y entre el vino y el último tango

p'al cotorro te saca un bacán...

¡Ay, qué sola, Estercita, te sientes!

Si llorás...¡dicen que es el champán!

Tal vez la vuelta de la costurerita hubiera sido la que nos deja expresada  el tango  “Los cosos de al lao”, con lo que la poesía de Carriego tiene un desenlace feliz y máxime  si lo escuchamos en la voz de Luis Cardei:

Los cosos de al lao

Tango 

Música:  Marcos Larrosa  /  José Canet 

Letra:  Marcos Larrosa  /  José Canet 

Sollozaron los violines,

los fueyes se estremecieron,

y en la noche se perdieron

los acordes de un gotán.

Un botón que toca ronda

pa' no quedarse dormido

y un galán que está escondido

chamuyando en un zaguán.

 

De pronto se escucha

el rumor de una orquesta,

es que están de fiesta

los cosos de al lao.

¡Ha vuelto la piba

que un día se fuera

cuando no tenía

quince primaveras!

¡Hoy tiene un purrete...

y lo han bautizao!

Por eso es que bailan

los cosos de al lao.

 

Ya las luces se apagaron,

el barrio se despereza,

la noche con su tristeza

el olivo se ha tomao.

Los obreros rumbo al yugo

como todas las mañanas,

mientras que hablando macanas

pasa un tipo encurdelao.

 

 A mas de que los letristas de tango tomaron a Carriego y su obra como fuente de inspiración, como un reconocimiento al poeta, muchos tangos  lo referencian en sus letras:

 

Poema Has Vuelto

 Evaristo Carriego

Has vuelto, organillo. En la acera

 hay risas. Has vuelto llorón y cansado

 como antes.

 El ciego te espera

 las más de las noches sentado

 a la puerta. Calla y escucha. Borrosas

 memorias de cosas lejanas

 evoca en silencio, de cosas

  de cuando sus ojos tenían mañanas,

 de cuando era joven… la novia… ¡quién sabe

 Alegrías, penas,

 vividas en horas distantes. ¡Qué suave

 se le pone el rostro cada vez que suenas

 algún aire antiguo! ¡Recuerda y suspiro!

 Has vuelto, organillo. La gente

 modesta te mira

 pasar, melancólicamente.

 Pianito que cruzas la calle cansado

 moliendo el eterno

 familiar motivo que el año pasado

 gemía a la luna de invierno:

 con tu voz gangosa dirás en la esquina

 la canción ingenua, la de siempre, acaso

 esa preferida de nuestra vecina

 la costurerita que dio aquel mal paso.

 Y luego de un valse te irás como una

 tristeza que cruza la calle desierta,

 y habrá quien se quede mirando la luna

 desde alguna puerta.

 

¡Adiós, alma nuestra! parece

 que dicen las gentes en cuanto te alejas.

  ¡Pianito del dulce motivo que mece

 memorias queridas y viejas!

 Anoche, después que te fuiste,

 cuando todo el barrio volvía al sosiego

-qué triste-

lloraban los ojos del ciego.

 

El organillo , como lo nombra Carriego,  ha sido una de las temáticas que el tango a incorporado y como hecho destacable, el gran poeta que fue Homero Manzi nos ha dejado hermosos tangos donde el ciego y el organito han sido su fuente de inspiración, a mas de esto Manzi ha sido la continuidad de Carriego en su vasta obra.

 

El último organito

Tango 1949

Música:  Acho Manzi 

Letra:  Homero Manzi 

 

Las ruedas embarradas del último organito

vendrán desde la tarde buscando el arrabal,

con un caballo flaco y un rengo y un monito

y un coro de muchachas vestidas de percal.

 

Con pasos apagados elegirá la esquina

donde se mezclan luces de luna y almacén

para que bailen valses detrás de la hornacina

la pálida marquesa y el pálido marqués.

 

El último organito irá de puerta en puerta

hasta encontrar la casa de la vecina muerta,

de la vecina aquella que se cansó de amar;

y allí molerá tangos para que llore el ciego,

el ciego inconsolable del verso de Carriego,

que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.

 

Tendrá una caja blanca el último organito

y el asma del otoño sacudirá su son,

y adornarán sus tablas cabezas de angelitos

y el eco de su piano será como un adiós.

 

Saludarán su ausencia las novias encerradas

abriendo las persianas detrás de su canción,

y el último organito se perderá en la nada

y el alma del suburbio se quedará sin voz.

 

Viejo ciego

Tango 1926

Música:  Sebastián Piana  /  Cátulo Castillo 

Letra:  Homero Manzi 

 

Con un lazarillo llegás por las noches

trayendo las quejas del viejo violín,

y en medio del humo

parece un fantoche

tu rara silueta

de flaco rocín.

Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,

al ir destrenzando tu eterna canción,

ponés en las almas

recuerdos añejos

y un poco de pena mezclás al alcohol.

 

El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos

tendrá crespones de humo la luz del callejón,

y habrá en los naipes sucios un sello misterioso

y habrá en las almas simples un poco de emoción.

 

El día en que no se oiga la voz de tu instrumento

cuando dejés los huesos debajo de un portal

los bardos jubilados, sin falso sentimiento

con una "canzonetta" te harán el funeral.

 

Pareces un verso

del loco Carriego

pareces el alma

del mismo violín.

Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,

tan lleno de pena, tan lleno de esplín.

 

Cuando oigo tus notas

me invade el recuerdo

de aquella muchacha

de tiempos atrás.

 

A ver, viejo ciego,

tocá un tango lerdo

muy lerdo y muy triste

que quiero llorar.

 

De la poesía del inicio “Tu secreto” de Evaristo Carriego, el gran poeta del tango que fue Enrique Cadicamo, recreo este hermoso tango, digno de escucharse en la voz del Polaco Roberto Goyeneche:

 

De todo te olvidas (Cabeza de novia)

Tango 1929

Música:  Salvador Merico 

Letra:  Enrique Cadícamo 

 

De un tiempo a esta parte, muchacha, te noto                                   

más pálida y triste... Decí ¿qué tenés?

Tu carita tiene el blancor del loto

y yo, francamente, chiquita, no sé...

¿Qué pena te embarga? ¿Por qué ya no ríes

con ese derroche de plata y cristal?

Tu boquita, donde sangraron rubíes,

hoy muestra una mueca, trasuntando un mal...

 

El piano está mudo.

Tus ágiles manos

no arrancan el tema

del tango tristón...

A veces te encuentro

un poco amargada,

llorando, encerrada,

en la habitación.

Y he visto, extrañando,

que muy a menudo,

"de todo te olvidas",

cabeza de novia,

¡nimbada de amor!

 

¿Qué es lo que te pasa? Cuéntame; te ruego

que me confidencias tu preocupación...

Acaso tu pena es la que Carriego,

rimando cuartetas, a todos contó.

"De todo te olvidas, cabeza de novia",

pensando en el chico que en tu corazón

dejó con sus besos sus credos amantes,

como un ofertorio de dulce pasión...

 

El recuerdo de Carlos Gardel a Carriego está plasmado en estos dos tangos, Trovas y Quien tuviera dieciocho años, que el morocho canto, como solo el lo hizo:

Trovas

Tango 1931

Música:  Guillermo Barbieri 

Letra:  Ángel Domingo Riverol 

 

Con tus ojos de arreboles

y tu corte de sultana,

pasás todas las mañanas

taconeando sin cesar

y al final que no comprendo

que en tus labios tentadores,

ha volcado sus amores

el alma del arrabal.

 

Cuando tu cuerpo se mueve

al compás de un tango lento,

suelta su melena al viento

con un aire encantador,

y tu cuerpo palpitante

marque el acorde pausado

mientras que cae desmayado

en los brazos de su amor.

 

Vos sos así, luz y vida,

del barrio donde te criaste

y en cualquier parte dejaste

un pedazo de tu ser,

si hasta cuando hablas parece

que lo hicieras con el fuego,

de la musa de Carriego

y el alma de Yacaré.

 

Yo te quiero así rebelde

como un torrente bravío

y porque tu amor y el mío

no se pueden separar,

pues cuando un dolor te invade

o te agobia algún quebranto

con las notas de mi canto

yo te quiero consolar.

 

Quién tuviera dieciocho años

Tango 

Música:  Guillermo Barbieri 

Letra:  Guillermo Barbieri 

 

Cuando vuelvo la mirada a lo pasado

y me fijo que está todo diferente

mil recuerdos se me agolpan en la mente

y revivo aquellas horas del ayer.

Lindos años que nos dieron la alegría

de llenarnos de placeres y de encantos,

alejando del alma los quebrantos

para sentir tan sólo la gloria de un querer.

 

¡Quién tuviera dieciocho años

y anduviera en las reuniones

conquistando corazones

con su porte juvenil!

¡Quién llegara a ser el mozo

que en aquel tiempo pasado

siempre fuera respetado

por valiente y por gentil!

 

Ya no somos los muchachos bullangueros

que vivíamos soñando en el mañana

sin llegar a comprender la ilusión vana

que era el ansia de ser hombre de una vez.

Ya no somos de los tiempos que se fueron

los muchachos parlanchines y andariegos,

que entonando los versos de Carriego

a más de una muchacha logramos conmover.

 

¡Quién tuviera dieciocho años

y olvidase que en la vida

hay penas que son heridas

que matan en la vejez!

¡Qué lindo si uno pudiera

volver sin ningún quebranto

a disfrutar los encantos

que nos diera la niñez!

 

Ya más cerca en el tiempo Homero Expósito, también nos trae el recuerdo de los poemas populares de Carriego que aun murmura el viento:

Farol

Tango 1943

Música: Virgilio Expósito

Letra: Homero Expósito

 

Un arrabal con casas

que reflejan su dolor de lata...

Un arrabal humano

con leyendas que se cantan como tangos...

Y allá un reloj que lejos da

las dos de la mañana...

Un arrabal obrero,

una esquina de recuerdos y un farol...

 

Farol,

las cosas que ahora se ven...

Farol ya no es lo mismo que ayer...

La sombra,

hoy se escapa a tu mirada,

y me deja más tristona

la mitad de mi cortada.

Tu luz,

con el tango en el bolsillo

fue perdiendo luz y brillo

y es una cruz...

 

Allí conversa el cielo

con los sueños de un millón de obreros..

Allí murmura el viento

los poemas populares de Carriego,

y cuando allá a lo lejos dan

las dos de la mañana,

el arrabal parece

que se duerme repitiéndole al farol...

 

Miguel Angel Viciconte

vicimigue@hotmail.com

 

Bibliografia consultada:

Evaristo Carriego de Jorge Luis Borges

Evaristo Carriego -  Una poética ciudadana -   Amadeo Gravino

Evaristo Carriego – Poesias completas

El Viaje Al Centro.  Diego Armus -   "Tísicas, Costureritas y Milonguitas en Buenos Aires, 1910-1940"

www.todotango.com.ar

 









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