Evaristo
Carriego y la poética del tango
Tu secreto
Evaristo
Carriego
¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
aquí, sobre el piano, que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacha enferma:
un libro, vedado, de tiernas memorias.
Intimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,
y supe, sonriendo, tu pena más honda,
el dulce secreto que no diré a nadie:
a nadie interesa saber que me nombras.
...Ven, llévate el libro, distraída llena
de luz y de ensueño. Romántica loca...
¡Dejar tus amores ahí, sobre el piano!
...De todo te olvidas ¡cabeza de novia!.
Evaristo Francisco Estanislao Carriego
nació el 07-05-1883 en la Ciudad de Paraná,
Entre Ríos, luego de un fugaz paso por la Ciudad de La Plata, en 1889 la familia Carriego adquirió la casa
de la calle Honduras 3784 de
aquel suburbio de Palermo.
Ingresado a la escuela demostró ser Inteligente
y memorioso y ya deslumbraba a su
maestros.
Cerca de la casa de los Carriego
estaba la casa de los Borges, Jorge Luis era 16 años menor que Evaristo, ambas
familias se frecuentaban, y el gran escritor logro comenzar a entender a este
joven poeta, que aunque fallece a los 29 años, le deja un grato recuerdo y una gran admiración, esta la
vuelca en su obra ” Evaristo Carriego” en 1930.
Evaristo ante la imposibilidad de
ingresar al Colegio Militar por su miopía, opta por una vida bohemia y comienza
a meterse en ese mundo del barrio de Palermo donde conoce en profundidad a esos
seres humanos, simples, interpreta sus sentimientos y desmenuza la vida del barrio.
Su acceso a los periódicos le permite conocer periodistas, escritores y
gente de letras, comienza a escribir, ya
en 1904 sus primeras poesías comienzan a aparecer en “Caras y Caretas”, y en 1908 publica su libro “Misas
herejes”, el resto de su vasto
poemario fue publicado en forma póstuma al año de fallecer el poeta.
Evaristo Carriego fallece en
Buenos Aires en 1912 a los 29 años de edad.
Los primeros letristas del tango
se sintieron tocados por la inspiración que Carriego ofreció a través de sus poesías
(Pascual Contursi, Celedonio Flores, Enrique Cadicamo, Homero Manzi)
A partir de la obra de Carriego “La canción del barrio”, los letristas
del tango comienzan a desarrollar un modelo poético basado en la sensibilidad
expuesta por el poeta , una estructura poética sencilla donde el barrio se
destaca como el espacio donde los sentimientos se muestran íntimamente.
La poesía “El
guapo” que recrea Carriego, ha sido fuente de inspiración de muchos tangos,
generalmente de los primeros años, donde el culto al coraje estaba presente en
esos personajes que el campo había expulsado a las orillas:
El ultimo guapo -
Letra Abel Aznar
Ventarrón – 1933 – Letra José H. Staffolani
El tigre Millan – 1934 – Francisco Canaro
El ciruja – 1926 – Alfredo Marino
Duelo criollo – 1928 – Lito Bayardo
Te llaman malevo – Letra Homero Expósito
El guapo
Evaristo Carriego
El barrio le admira. Cultor
del coraje,
conquistó, a la
larga, renombre de osado,
se impuso en cien
riñas entre el compadraje
y de las prisiones
salió consagrado.
Conoce sus triunfos y
ni aún le inquieta
la gloria de otros,
de muchos temida,
pues todo el Palermo
de acción le respeta
y acata su fama,
jamás desmentida.
Le cruzan el rostro,
de estigmas violentos,
hondas cicatrices, y
quizás le halaga
llevar imborrables
adornos sangrientos:
caprichos de hembra
que tuvo la daga.
La esquina o el
patio, de alegres reuniones,
le oye contar hechos,
que nadie le niega:
¡Con una guitarra de
altivas canciones
él es Juan Moreira, y
él es Santos Vega!
Con ese sombrero que
inclinó a los ojos,
¡Con una guitarra de
altivas canciones
cantando aventuras,
de relatos rojos,
parece un poeta que
fuese bandido!
Las mozas más lindas
del baile orillero
para él no se
muestran esquivas y hurañas,
tal vez orgullosas de
ese compañero
que tiene aureolas de
amores y hazañas.
Nada se le importa de
la envidia ajena,
ni que el rival pueda
tenderle algún lazo:
no es un enemigo que
valga la pena
pues ya una vez lo
hizo caer de un hachazo.
Gente de avería, que
guardan crueles
brutales recuerdos en
los costurones
que dejara el tajo,
sumisos y fieles
le siguen y adulan
imberbes matones.
Aunque le ocasiona
muchos malos ratos,
en las elecciones es
un caudillejo
que por el buen
nombre de los candidatos
en los peores trances
expone el pellejo
Pronto a la pelea
pasión del cuchillo
que ilustra las manos
por él mutiladas,
su pieza, amenaza de
algún conventillo,
es una academia de
ágiles visteadas.
Porque en sus
impulsos de alma pendenciera
desprecia el peligro
sereno y bizarro,
¡Para él la vida no
vale siquiera
la sola pitada de un
triste cigarro!
Y allá va pasando con
aire altanero,
luciendo las prendas
de su gallardía,
procaz e insolente como
un mosquetero
que tiene en su
guardia la chusma bravía.
Carriego siempre manifestó una
gran sensibilidad hacia las mujeres,
habiendo retratado en sus poesías ese universo femenino donde el barrio
lo nutrió de temas a veces sentimentales, tristes y hasta dramáticos:
La que se quedo para vestir santos
Evaristo Carriego
Ya tienes arrugas, ¡Qué vergüenza! Bueno:
serás abuelita sin ser madrecita.
Ayer, recordando tu pesar sereno,
me dio mucha pena tu cara marchita.
¿Ni siquiera una novela empezada?
Quizás el idilio que duró un verano,
hasta que una noche por buena y confiada,
se cansó la novia de aguardar en vano.
Y tú sufrirías, o no sufrirías,
nerviosas esperas, y te quedarías
como es natural,
tan indiferente que al día siguiente
ya no habría nada, nada: solamente
húmedas las puntas de tu delantal.
Tal vez este tango de Enrique Cadicamo, siempre digno de
escucharse en la maravillosa voz de Julio
Sosa, esta recordándonos esa que se quedo para vestir santos de Carriego:
Nunca tuvo novio
Tango 1930
Música: Agustín Bardi
Letra: Enrique Cadícamo
Pobre solterona te has quedado
sin ilusión, sin fe...
Tu corazón de angustias se ha enfermado,
puesta de sol es hoy tu vida trunca.
Sigues como entonces, releyendo
el novelón sentimental,
en el que una niña aguarda en vano
consumida por un mal de amor.
En la soledad
de tu pieza de soltera está el dolor.
Triste realidad
es el fin de tu jornada sin amor...
Lloras y al llorar
van las lágrimas temblando tu emoción;
en las hojas de tu viejo novelón
te ves sin fuerza palpitar.
Deja de llorar
por el príncipe soñado que no fue
junto a ti a volcar
el rimero melodioso de su voz.
Tras el ventanal,
mientras pega la llovizna en el cristal
con tus ojos más nublados de dolor
soñás un paisaje de amor.
Nunca tuvo novio, ¡pobrecita!
¿Por qué el amor no fue
a su jardín humilde de muchacha
a reanimar las flores de sus años?.
¡Yo, con mi montón de desengaños
igual que vos, vivo sin luz,
sin una caricia venturosa
que haga olvidar mi cruz!
A veces los desengaños amorosos
no fueron simples hechos pasajeros, sino que dejaron consecuencias, que en ese
ámbito de barrio, pesaban como un verdadero pecado:
La costurerita que dio aquel mal paso
Evaristo Carriego
La costurerita que dio aquel mal paso
y lo peor de todo,
sin necesidad
con el sinvergüenza
que no la hizo caso
después según dicen
en la vecindad
se fue hace dos días.
Ya no era posible
fingir por más
tiempo. Daba compasión
verla aguantar esa
maldad insufrible
de las compañeras,
¡Tan sin corazón!
Aunque a nada llevan
las conversaciones,
en el barrio corren
mil suposiciones
y hasta en algo grave
se llega a creer.
¡Qué cara tenía la
costurerita,
qué ojos más
extraños, esa tardecita
que dejó la casa para
no volver!
Pareciera que la costurerita de
Carriego y la Milonguita de Linnig, (flor de noche y de placer, flor de lujo y
cabaret) fueran casi lo mismo pero en realidad Carriego poetisa a una joven sin
delirios de grandeza, donde solo creyó en el amor y al quedar embarazada y no poder
ocultar ese pecado se va.
Milonguita (Esthercita)
Tango 1920
Música: Enrique Delfino
Letra: Samuel Linnig
¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda 'e Chiclana;
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso de sol.
Y en aquellas noches de verano,
¿qué soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamuyarte bajito de amor?
Estercita,
hoy te llaman Milonguita,
flor de noche y de placer,
flor de lujo y cabaret.
Milonguita,
los hombres te han hecho mal
y hoy darías toda tu alma
por vestirte de percal.
Cuando sales por la madrugada,
Milonguita, de aquel cabaret,
toda tu alma temblando de frío
dices: ¡Ay, si pudiera querer!...
Y entre el vino y el último tango
p'al cotorro te saca un bacán...
¡Ay, qué sola, Estercita, te sientes!
Si llorás...¡dicen que es el champán!
Tal vez la vuelta de la
costurerita hubiera sido la que nos deja expresada el tango
“Los cosos de al lao”, con lo
que la poesía de Carriego tiene un desenlace feliz y máxime si lo escuchamos en la voz de Luis Cardei:
Los cosos de al lao
Tango
Música: Marcos Larrosa / José
Canet
Letra: Marcos Larrosa / José
Canet
Sollozaron los violines,
los fueyes se estremecieron,
y en la noche se perdieron
los acordes de un gotán.
Un botón que toca ronda
pa' no quedarse dormido
y un galán que está escondido
chamuyando en un zaguán.
De pronto se escucha
el rumor de una orquesta,
es que están de fiesta
los cosos de al lao.
¡Ha vuelto la piba
que un día se fuera
cuando no tenía
quince primaveras!
¡Hoy tiene un purrete...
y lo han bautizao!
Por eso es que bailan
los cosos de al lao.
Ya las luces se apagaron,
el barrio se despereza,
la noche con su tristeza
el olivo se ha tomao.
Los obreros rumbo al yugo
como todas las mañanas,
mientras que hablando macanas
pasa un tipo encurdelao.
A mas de que los letristas de tango tomaron a
Carriego y su obra como fuente de inspiración, como un reconocimiento al poeta,
muchos tangos lo referencian en sus
letras:
Poema Has Vuelto
Evaristo Carriego
Has vuelto, organillo.
En la acera
hay risas. Has vuelto
llorón y cansado
como antes.
El ciego te espera
las más de las noches sentado
a la puerta. Calla y escucha. Borrosas
memorias de cosas lejanas
evoca en silencio, de cosas
de cuando sus ojos tenían mañanas,
de cuando era joven… la novia… ¡quién sabe
Alegrías, penas,
vividas en horas distantes. ¡Qué suave
se le pone el rostro cada vez que suenas
algún aire antiguo! ¡Recuerda y suspiro!
Has vuelto,
organillo. La gente
modesta te mira
pasar,
melancólicamente.
Pianito que cruzas la
calle cansado
moliendo el eterno
familiar motivo que
el año pasado
gemía a la luna de
invierno:
con tu voz gangosa
dirás en la esquina
la canción ingenua,
la de siempre, acaso
esa preferida de
nuestra vecina
la costurerita que
dio aquel mal paso.
Y luego de un valse
te irás como una
tristeza que cruza la
calle desierta,
y habrá quien se
quede mirando la luna
desde alguna puerta.
¡Adiós, alma nuestra! parece
que dicen las gentes
en cuanto te alejas.
¡Pianito del dulce
motivo que mece
memorias queridas y
viejas!
Anoche, después que
te fuiste,
cuando todo el barrio
volvía al sosiego
-qué triste-
lloraban los ojos del
ciego.
El organillo , como lo nombra
Carriego, ha sido una de las temáticas
que el tango a incorporado y como hecho destacable, el gran poeta que fue Homero Manzi nos ha dejado hermosos
tangos donde el ciego y el organito han sido su fuente de inspiración, a mas de
esto Manzi ha sido la continuidad de Carriego en su vasta obra.
El último organito
Tango 1949
Música: Acho Manzi
Letra: Homero Manzi
Las ruedas embarradas del último organito
vendrán desde la tarde buscando el arrabal,
con un caballo flaco y un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.
Con pasos apagados elegirá la esquina
donde se mezclan luces de luna y almacén
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.
El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.
Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son,
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.
Saludarán su ausencia las novias encerradas
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.
Viejo ciego
Tango 1926
Música: Sebastián Piana /
Cátulo Castillo
Letra: Homero Manzi
Con un lazarillo llegás por las noches
trayendo las quejas del viejo violín,
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
al ir destrenzando tu eterna canción,
ponés en las almas
recuerdos añejos
y un poco de pena mezclás al alcohol.
El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos
tendrá crespones de humo la luz del callejón,
y habrá en los naipes sucios un sello misterioso
y habrá en las almas simples un poco de emoción.
El día en que no se oiga la voz de tu instrumento
cuando dejés los huesos debajo de un portal
los bardos jubilados, sin falso sentimiento
con una "canzonetta" te harán el funeral.
Pareces un verso
del loco Carriego
pareces el alma
del mismo violín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
tan lleno de pena, tan lleno de esplín.
Cuando oigo tus notas
me invade el recuerdo
de aquella muchacha
de tiempos atrás.
A ver, viejo ciego,
tocá un tango lerdo
muy lerdo y muy triste
que quiero llorar.
De la poesía del inicio “Tu secreto” de Evaristo Carriego, el
gran poeta del tango que fue Enrique
Cadicamo, recreo este hermoso tango, digno de escucharse en la voz del Polaco Roberto Goyeneche:
De todo te olvidas (Cabeza de novia)
Tango 1929
Música: Salvador Merico
Letra: Enrique Cadícamo
De un tiempo a esta parte, muchacha, te noto
más pálida y triste... Decí ¿qué tenés?
Tu carita tiene el blancor del loto
y yo, francamente, chiquita, no sé...
¿Qué pena te embarga? ¿Por qué ya no ríes
con ese derroche de plata y cristal?
Tu boquita, donde sangraron rubíes,
hoy muestra una mueca, trasuntando un mal...
El piano está mudo.
Tus ágiles manos
no arrancan el tema
del tango tristón...
A veces te encuentro
un poco amargada,
llorando, encerrada,
en la habitación.
Y he visto, extrañando,
que muy a menudo,
"de todo te olvidas",
cabeza de novia,
¡nimbada de amor!
¿Qué es lo que te pasa? Cuéntame; te ruego
que me confidencias tu preocupación...
Acaso tu pena es la que Carriego,
rimando cuartetas, a todos contó.
"De todo te
olvidas, cabeza de novia",
pensando en el chico que en tu corazón
dejó con sus besos sus credos amantes,
como un ofertorio de dulce pasión...
El recuerdo de Carlos Gardel a Carriego está plasmado
en estos dos tangos, Trovas y Quien
tuviera dieciocho años, que el morocho canto, como solo el lo hizo:
Trovas
Tango 1931
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Ángel Domingo
Riverol
Con tus ojos de arreboles
y tu corte de sultana,
pasás todas las mañanas
taconeando sin cesar
y al final que no comprendo
que en tus labios tentadores,
ha volcado sus amores
el alma del arrabal.
Cuando tu cuerpo se mueve
al compás de un tango lento,
suelta su melena al viento
con un aire encantador,
y tu cuerpo palpitante
marque el acorde pausado
mientras que cae desmayado
en los brazos de su amor.
Vos sos así, luz y vida,
del barrio donde te criaste
y en cualquier parte dejaste
un pedazo de tu ser,
si hasta cuando hablas parece
que lo hicieras con el fuego,
de la musa de
Carriego
y el alma de Yacaré.
Yo te quiero así rebelde
como un torrente bravío
y porque tu amor y el mío
no se pueden separar,
pues cuando un dolor te invade
o te agobia algún quebranto
con las notas de mi canto
yo te quiero consolar.
Quién tuviera dieciocho años
Tango
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Guillermo Barbieri
Cuando vuelvo la mirada a lo pasado
y me fijo que está todo diferente
mil recuerdos se me agolpan en la mente
y revivo aquellas horas del ayer.
Lindos años que nos dieron la alegría
de llenarnos de placeres y de encantos,
alejando del alma los quebrantos
para sentir tan sólo la gloria de un querer.
¡Quién tuviera dieciocho años
y anduviera en las reuniones
conquistando corazones
con su porte juvenil!
¡Quién llegara a ser el mozo
que en aquel tiempo pasado
siempre fuera respetado
por valiente y por gentil!
Ya no somos los muchachos bullangueros
que vivíamos soñando en el mañana
sin llegar a comprender la ilusión vana
que era el ansia de ser hombre de una vez.
Ya no somos de los tiempos que se fueron
los muchachos parlanchines y andariegos,
que entonando los
versos de Carriego
a más de una muchacha logramos conmover.
¡Quién tuviera dieciocho años
y olvidase que en la vida
hay penas que son heridas
que matan en la vejez!
¡Qué lindo si uno pudiera
volver sin ningún quebranto
a disfrutar los encantos
que nos diera la niñez!
Ya más cerca en el tiempo Homero Expósito,
también nos trae el recuerdo de los poemas populares de Carriego que aun
murmura el viento:
Farol
Tango 1943
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
Un arrabal con casas
que reflejan su dolor de lata...
Un arrabal humano
con leyendas que se cantan como tangos...
Y allá un reloj que lejos da
las dos de la mañana...
Un arrabal obrero,
una esquina de recuerdos y un farol...
Farol,
las cosas que ahora se ven...
Farol ya no es lo mismo que ayer...
La sombra,
hoy se escapa a tu mirada,
y me deja más tristona
la mitad de mi cortada.
Tu luz,
con el tango en el bolsillo
fue perdiendo luz y brillo
y es una cruz...
Allí conversa el cielo
con los sueños de un millón de obreros..
Allí murmura el viento
los poemas populares de Carriego,
y cuando allá a lo lejos dan
las dos de la mañana,
el arrabal parece
que se duerme repitiéndole al farol...
Miguel Angel Viciconte
vicimigue@hotmail.com
Bibliografia
consultada:
Evaristo Carriego de Jorge Luis Borges
Evaristo Carriego - Una poética ciudadana - Amadeo Gravino
Evaristo Carriego – Poesias completas
El Viaje Al Centro. Diego Armus - "Tísicas, Costureritas y Milonguitas en
Buenos Aires, 1910-1940"
www.todotango.com.ar
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