La
calesita
“Calesita de mi barrio que en mis años de purrete
eras
el mejor juguete que me podían brindar,
Cuando
paso por tu lado, recordando aquellos tiempos,
no
sé explicar lo que siento, pero quisiera llorar.
Calesita
de mi barrio, espejo de mi alegría,
tal
vez el progreso un día te lleve hacia otro rincón,
pero
tenelo por cierto, que aunque deje de ser chico,
ha
de vivir tu organito dentro de mi corazón”
…………………………………………………..
Esta es la primer estrofa del hermoso tango “Calesita de mi barrio” del año 1949, cuya letra es de Jesús Otero y
la música de Juan José Paz
La calesita se asocia con la alegría y la felicidad de
los niños y la nostalgia de los mayores.
No existe un antecedente claro del origen de lo que hoy
conocemos como la calesita, su supone que en el año 1648 se conoció en Turquía un plato sobre el cual unos
caballos de madera giraban, posiblemente un rey había indicado se construyera
un elemento que sirviera para divertimento de la corte.
Posteriormente pasa a Europa y fue patentado en
Inglaterra, luego a Francia, posteriormente en España, donde se lo conoció como
“tiovivo”; en sus inicios un caballo
impulsaba sus giros, luego un motor naftero y al fin la electricidad
Los hermanos Lasalvia, llegan a Argentina desde Italia en
1870, en sus orígenes de profesión luthiers, comienzan a fabricar organitos y
posteriormente comienzan a fabricar carruseles con música, un tallista
incorporo las figuras como caballos,
leones y temas circenses. En sus comienzos en la Ciudad de Buenos Aires
y posteriormente en el interior las calesitas comenzaron a alegrar la infancia de los niños.
En realidad la calesita y el carrusel (nombre que se lo
conocía en Francia) no son exactamente iguales, en la calesita los elementos
están fijos y en el carrusel suben y bajan durante el recorrido.
La calesita en la
Argentina ha incorporado un elemento novedoso, la sortija, y quien logra
sacarla sube gratis una vuelta más, este aro de metal pende de una pera de
madera que sostiene el calesitero, supuestamente ha sido tomado de juegos
camperos donde los jinetes actúan en forma parecida
La calesita siempre ha estado presente en todos los
aspectos culturales de la argentina, la poesía, el teatro, el cine el arte…ha
sido uno de los elementos identificatorios de nuestra vida.
El folklore también está
presente para homenajear a la calesita: “El
gato de la calesita” nos trae el recuerdo de grandes figuras que con su voz
mantuvieron vigente esta hermosa obra de Waldo de los Rios y Zulema Alcayaga, nos referimos a Hernán Figueroa Reyes,
Jovita Díaz y Tamara Castro
El
Gato de la Calesita
Música:
Waldo Belloso
Letra:
Zulema Alcayaga
En la plaza está dando vueltas,
la calesita, la calesita
Desde lejos vengo escuchando
Su musiquita, su musiquita
Las monedas en el bolsillo,
Van repitiendo la tonadita
Y en la vuelta que ya ha empezado
A las estrellas voy a llegar.
El caballo de madera,
da la vuelta toda entera
El jinete de verdad
dice adiós a su mamá
Va girando la calesita,
toda la plaza baila el compás!
Una vuelta, y otra vuelta,
La sortija no se suelta
Otra vuelta voy a dar
Porque tengo que ganar.
Con un cielo de calesita,
Cuando me acueste voy a soñar.
Es de noche, ya se ha cansado
la calesita, la calesita
Va más lenta y desafinada
Su musiquita, su musiquita
Tantas vueltas en el mismo sitio
Me la han mareado a la pobrecita.
Cabecea como dormida,
Y el toldo a rayos ya le pondrán.
El caballo de madera
Da la vuelta todo entera
El jinete de verdad
Dice adiós a su mamá.
Va girando la calesita
Toda la plaza baila el compás!
Una vuelta, y otra vuelta,
La sortija no se suelta
Otra vuelta voy a dar,
Porque tengo que ganar.
Con un cielo de calesitas,
Cuando me acueste, voy a soñar.
El gran poeta popular que fue Héctor Gagliardi (1909-1984) excelente recitador, escribió hermosas
poesías donde están representados todos los personajes del Buenos Aires de su
tiempo.
En las primeras estrofas de su poema “La Calesita” con el sencillo lenguaje
que lo caracteriza nos traslada a un momento muy especial de su vida.
La Calesita – Héctor Gagliardi
En el lugar en que estaba
la casa de inquilinatos,
hay una "peña" de gatos
vecinos de la barriada;
la medianera pelada,
con un dejo de tristeza,
muestra el papel de las piezas
que tocaron retirada.
Perdió por demolición
la casa de tantas piezas
y dejó que la pobreza
tenga nueva dirección,
y nos muestra a discreción
cuando se cambian de ropa
"los que no dan pelota"
cuando cae en el balcón.
Y vino lo que faltaba
a tomar ubicación
causando la sensación
de toda la muchachada
que contempla alborozada
a una hermosa calesita,
con su eterna musiquita
de canciones olvidadas.
Hay un alambre tejido
frenando a la concurrencia,
de pibes que en su impaciencia
parecen monos prendidos,
cuando alguno ha conseguido
los "cinco" para una vuelta,
ya los muestra de la puerta
con un aire distinguido.
La Calesita – Héctor Gagliardi
En el lugar en que estaba
la casa de inquilinatos,
hay una "peña" de gatos
vecinos de la barriada;
la medianera pelada,
con un dejo de tristeza,
muestra el papel de las piezas
que tocaron retirada.
Perdió por demolición
la casa de tantas piezas
y dejó que la pobreza
tenga nueva dirección,
y nos muestra a discreción
cuando se cambian de ropa
"los que no dan pelota"
cuando cae en el balcón.
Y vino lo que faltaba
a tomar ubicación
causando la sensación
de toda la muchachada
que contempla alborozada
a una hermosa calesita,
con su eterna musiquita
de canciones olvidadas.
Hay un alambre tejido
frenando a la concurrencia,
de pibes que en su impaciencia
parecen monos prendidos,
cuando alguno ha conseguido
los "cinco" para una vuelta,
ya los muestra de la puerta
con un aire distinguido.
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El tango no podía estar ausente en el recuerdo de la
calesita, mas allá de varias letras que la referencian, podemos citar algunos
que han desgranado su poesía en un claro
homenaje a la calesita, es de destacar la hermosa letra de “Calesita de mi barrio” cuya primera estrofa engalana el inicio de
este trabajo,
Ya en en 1930 José
González Castillo había escrito el tango “Calesita”
una romántica letra que acompaño la música de su hijo Catulo Castillo
Calesita
Tango 1930
Música: Cátulo Castillo
Letra: José González Castillo
Ayer he pasado por la calle aquella
donde un día hicimos un nido de amor.
Antes que en tu noche brillara otra estrella
y brotaran alas en tu corazón.
Todo está lo mismo... La vieja casita
de los limoneros junto al hueco aquel,
donde por las tardes una calesita
canta dando vueltas como un cascabel.
Alma de la calesita
que vuelca en el arrabal
la fuente de agua bendita
de una noria musical.
Yo quiero como el cansino
caballo del carrusel,
dar vueltas a mi destino
al ruido de un cascabel.
Y al sonar alegre de esa musiquita
Reviví una hora de mi juventud.
Mis juegos de niño... Tu primera cita...
Los días sin sombras... Las noches sin luz...
Pero en esa hora fuiste otra vez mía
por el sortilegio de la evocación.
¡Triste del que nunca sintió la armonía
de unas calesitas en su corazón!...
Uno de los tangos más
conocidos, no solo en nuestro país sino también en el exterior, es “La Calesita” (1953), de Mariano Mores y
Catulo Castillo, cuya letra expresa un
sentimiento de pérdida del amor y su melodía
trasunta la dulzura de las composiciones del maestro Mariano Mores.
Otros géneros han expresado su sentir por la calesita,
muchos poetas han volcado su pluma para de una u otra manera conservar en la poesía la presencia de la misma:
El
conocido poema “Instantes” ha sido atribuido a Jorge Luis Borges, pero su
posible autor sería Don Herold o Nadine Stair.
Instantes
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Siempre es bueno reflexionar sobre
este sencillo y hermoso poema, maxime cuando nos trae el recuerdo de la
calesita; los que están a tiempo, pues a
dar más vueltas en calesita...
Bibliografía consultada
GAGLIARDI, Héctor – Versos de mi ciudad – Editorial
Plus-Ultra -
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